jueves, 15 de agosto de 2013

"Tenemos que lograr que los jóvenes se enamoren del saber" [Entrevista a Gerardo Medina] - Pablo L. Navas

"Tenemos que lograr que los jóvenes se enamoren del saber"
Entrevista a Gerardo Medina
Pablo L. Navas


De la SITA a la Diplomatura Tomista y de la labor del educador a la compleja trama de la vida universitaria, reproducimos aquí un extracto del diálogo mantenido con el Licenciado en Filosofía (1965- 2013) que acaba de partir a la Casa del Padre, a contemplar aquello que estudió y amó durante toda su vida.


En mayo de 2012 y con motivo de elaborar una entrevista periodística a alguna "personalidad" decidí molestar al intelectual tucumano en su despacho. De ese atrevimiento quedó una grabación de hora y media que al ser escuchada permite recorrer el pensamiento de un autor cuya misión fue transmitir lo contemplado en la obra de Santo Tomás de Aquino. Pero además se vislumbran proyectos y trayectorias de un hombre sereno y silencioso.

Jamás publiqué esa nota. La retuve esperando vaya a saber que momento indicado. Olvidaba eso de Divididos "nunca es el tiempo que va a venir". En este día de duelo conviene reescuchar o releer a un autor y docente que marcó a varias promociones de alumnos universitarios o escolares.

Los esbozos de aquel reportaje guardado empezaban así: "Ocho y dos de la mañana y las dicroicas prendidas de la oficina ubicada en el Edificio FASTA San Vicente de Paul, anuncian que el horario pautado para la entrevista se cumplirá. Gerardo Medina responde al golpe de la puerta y entro entonces a su guarida.
«Decía Romano Guardini que el orden puede virar en un falso orden, cuando se presta más atención a eso que a cuestiones más importantes». La tonada tucumana del Licenciado despliega la frase mientras acomoda libros, revistas universitarias y su computadora. El lugar es amplio y cuenta con dos bibliotecas, y allí hay textos de Santo Tomás de Aquino y Fosbery. Y convive Chesterton con publicaciones académicas. 
Medina es un hombre sereno, parece tener de aliado al tiempo antes que competir con él. Medina es un hombre de contracultura, pues en una sociedad tinellizada, de ritmo televisivo, el Director del Departamento de Integración de los Saberes de la Universidad FASTA le deja lugar al silencio cuando expone sus ideas. En él la relación palabra pensamiento no corren en una maratón sino que trotan a la par como compañeras y cómplices. Esa apacibilidad, Medina la transmite y hasta logra contagiarla haciendo que uno al momento de charlar con él se sienta ajeno al alboroto ciudadano y a la acelerada vorágine de viernes a la mañana".

Esos eran los acordes iniciales para transcribir una entrevista que empezó mirando presente y futuro, para luego rememorar experiencias de funcionarato universitario o los "deber ser" del educador. 


Sobre la Diplomatura Universitaria en Pensamiento Tomista

"El padre Fosbery (Presidente y Fundador de FASTA) me pide que piense en una Diplomatura Tomista. Entonces comienzo a trabajar con él cuando venía a Mar del Plata o cuando yo viajaba a Capital Federal. Nos juntábamos en su despacho, con sus escritos, con sus ideas, pensando en destinatarios y contenidos. El padre Fosbery acompañó todo el proceso de gestación de la Diplomatura. Entonces fui armando un diseño -sometido a correcciones- de módulos y dinámicas, y [también] observaciones de parte del padre Fosbery y de algunos pedagogos de la Universidad hasta que la idea quedó, digamos, redonda. Cuando se redondeó la idea, se elaboró un expediente que recorre las oficinas de todas las autoridades de la Universidad y fue aprobada la Diplomatura en diciembre de 2011. En febrero de 2012 se hace el lanzamiento con campañas de difusión. La Diplomatura está empezando a ser conocida sobre todo en distintos ámbitos de la Iglesia y de FASTA. 
Permitime hacer [ahora] un paréntesis: esta Diplomatura está hecha con la motivación de difundir el pensamiento de Santo Tomás, Doctor Común de la Iglesia. Un lugar que la Iglesia siempre le ha dado al tomismo especialmente a partir de León XIII. Pero lo cierto es que en esa obra de difusión del pensamiento de Santo Tomás, la Diplomatura responde a una necesidad que venía observando en jóvenes y adultos -especialmente en la vida universitaria-, de tener un abordaje breve pero completo del pensamiento de Santo Tomás, ya que en sus carreras escuchaban hablar de Santo Tomás, aprendían algunos temas aislados en las distintas materias, pero no recibían el sello de la forma completa de la doctrina tomista. Esa necesidad, una vez vista con claridad, fue la que nos llevó a pensar en algo así como un curso básico que ahora llamo Diplomatura. Además se suma por disposición del Fundador que sea a distancia, es decir, virtualizada. Desde el Vicerrectorado de Formación se insiste en virtualizar cátedras y que respondan a dinámicas virtuales".  

Pablo L. Navas: Licenciado, usted hablaba de la forma del pensamiento tomista. Brevemente, y si se puede hacer una síntesis, ¿podría decir en qué consiste esa forma?

Gerardo Medina: "Muy brevemente se podría decir cómo ve Santo Tomás el ser, el hombre, el mundo y Dios. En la Diplomatura eso está desglosado, primero en una introducción histórica y luego en lo que sería una cosmología, filosofía de la naturaleza, antropología, ética, metafísica y teología. Como se puede observar en esa secuencia de módulos, no se hace distinción entre filosofía y teología como se suele hacer: antropología teológica / antropología filosófica, ética natural / ética sobrenatural. Es que en Santo Tomás no se distingue, no se separan mejor dicho, constituye una única visión, dónde lo sobrenatural es formal respecto de lo natural, pero incorpora lo natural dentro de una única visión del hombre, del mundo, de la historia, de las cosas. En Santo Tomás la ética es una sola. Yo considero desatinado y estoy en desacuerdo con la separación de cátedras. Por eso la «Diplomatura» se llama «en Pensamiento Tomista», porque el pensamiento tomista es de síntesis, de mirada articulada, armónica. Santo Tomás nos tiene que guiar a la síntesis".

P.L.N: Se actualiza mucho ese pensamiento en una sociedad con el hombre fragmentado…

G.M.: "El padre Fosbery ha dicho que no es sólo un problema de FASTA sino de todas las Universidades Católicas: «le agregamos fragmentación a la fragmentación». Hacemos lo contrario a la Integración de Saberes, fragmentamos la Doctrina Cristiana. La fragmentación es un drama". 


Integración de los Saberes

P.L.N: Como respuesta a la hiper fragmentación o a la barbarie especializada de la que habla Ortega, ¿podríamos decir que toma especial relevancia la integración de los saberes?

G.M.: "La Integración de los Saberes nace de la mano del Fundador de FASTA, quién instala el tema. En sus inicios discutíamos entre el padre Fosbery, el Dr. [Héctor] Padrón, el Dr. Rodolfo Mendoza y yo. Éramos una mesa de cuatro personas que discutíamos sobre cómo encarar el tema. Finalmente entre todas las ideas que había quedó una del padre Fosbery que va a ser el eje de integración… tomar la doctrina de la persona, estudiarla, difundirla y ponerla en relación con los distintos saberes: economía, educación, derecho, medicina, hasta el punto que las cátedras vean confrontados sus contenidos con la doctrina católica filosófica y teológica de la persona. Ese sería el objetivo primordial, es decir, que los saberes se unan en la doctrina de la persona".   

P.L.N.: ¿Cuál fue la estrategia para desarrollar esa idea?

G.M.: "En sus inicios la estrategia fue reunir claustros de profesores a discutir abiertamente los temas. Algunos se ofrecieron a exponer. Hicimos [también] encuestas a los profesores y sacamos temas que ellos proponían. Esto fue en 2003 y recién en 2004 se elabora el primer documento de «Integración de los Saberes». 2005 y 2006 fueron años de discusión entre profesores sobre el tema. Esa etapa fue fervorosa y con entusiasmo. Luego vino una segunda etapa dónde los decanos debían reunir a los profesores para trabajar documentos del Magisterio de la Iglesia: esa etapa fracasa. Operativamente fracasa y no demos las causas para no herir a nadie. Las reuniones no se hacen y no se estudian los Documentos del Magisterio de la Iglesia". 

P.L.N.: ¿Cuál era el trabajo que se le proponía desarrollar a los Decanatos? 

G.M.: "El Decano tenía que reunir, no a todos, pero sí a algunos profesores para estudiar esos documentos que, desde la Dirección de Integración de los Saberes, se habían seleccionado y enviado a las facultades. Pero finalmente por diversos motivos, del ajetreo y los cambios institucionales, el tema se diluye y dejémoslo ahí. Que lo juzgue Dios. Como consecuencia de este fracaso el P. Fundador asume el desafío de elaborar un documento que contenga el Magisterio de la Iglesia respecto del eje central: la persona y el derecho; la persona  y la economía; etc. Ese documento tiene una redacción del P. Fundador pero es sometido a ampliaciones en una comisión donde está el Dr. Alejandro Campos, José Ravasi y yo. Cuando se termina la ronda de ampliaciones se edita... o sea, el documento se edita en 2012. 
Ahora se viene otra etapa que son jornadas de capacitación docentes y se va a capacitar docentes desde ese documento. Lo que se viene es algo muy interesante. Creo que es el mejor momento, más allá del documento, por como lo está encarando el Vicerrectorado Académico. Primero porque por primera vez ocurre esto, porque antes «Integración de los Saberes» era yo dependiendo del Rector -que está en diez mil cosas- y circulando por las facultades, casi para los decanos, invadiéndolos. Imagino que dirían «uy ahí llegó el loco de Integración de los Saberes». 
Ahora es un programa asumido por el Vicerrectorado Académico y desde allí intenta relacionarse con todo lo que hagan las facultades. Es decir, el sello principal del Vicerrectorado Académico, actualmente, es «Integración de los Saberes». Por ello cualquier cosa que se programe -por ejemplo: cambio de planes de estudio, cambio de dinámicas de docencia- tiene que ser pensado a la luz de «Integración de los Saberes». Eso se ha definido a lo largo de 2011 y fue motivo de muchas discusiones en el equipo de Vicerrectorado y quedó establecido por escrito. Entonces lo que se hace es lo siguiente: la Dirección de Integración… interviene cada vez que el Vicerrectorado Académico cita a reunión, por ejemplo, para armar una carrera nueva y ver de qué manera se puede insertar todo lo que dijimos. 
Estamos aún en una fase inicial, pero como acción concreta estamos pensando jornadas de capacitación docente con el Documento «Principios Iluminantes para la Integración de los Saberes» que está compuesto por la doctrina de la persona -es su primera parte- y textos selectos del Concilio Vaticano II para las distintas unidades académicas. A partir de este texto se intenta capacitar a los docentes y abrir un diálogo con ellos no solo para formar al que quiera formarse sino observar quienes van comprometiéndose más con la identidad institucional y que aportes pueden brindar los docentes a esta visión de la Universidad. Queremos abrir posibilidades de formación porque hay que ser conscientes que la mayoría no está capacitado. Quizás surja una Cátedra en la carrera que quiere repensarse a la luz de «Integración de los Saberes» ¡ya sería un gol eso! Vamos a avanzar de a poco pero ya se tiene un documento y el apoyo del Vicerrectorado".


La teatralidad de la clase y la docencia

G.M.: "Todos los temas de los cuales uno habla, finalmente, si no los resolvés -para usar una terminología tomista, «resolvitur»- quedan como temas sueltos. Y ¿desde dónde se resuelven los temas? Se resuelven desde los principios fundamentales que iluminan las cosas, le dan sentido y fundamento. Los temas de la economía o la política [en la actualidad] no los vemos desde los principios que lo fundamentan y le dan sentido: el ¿para qué?, el ¿por qué?... Eso lo hacemos si tenemos elevada doctrina. Por eso lo que se intenta con la doctrina de la persona no es simplemente un humanismo: es mucho más. En todo caso es llevar el humanismo a una dimensión metafísica y teológica, para que no se convierta en un humanismo intramundano dónde uno diga «defendamos las ballenas y de paso, ya que estamos, defendamos al hombre». No. No se trata de eso. Se trata de rescatar al hombre como persona y eso implica su dimensión metafísica y teológica. [Por ejemplo]: En el periodismo se largan los temas y es interesante, a mi juicio, explotar la capacidad de debate que instaura el periodismo actual... [pero es necesario al mismo tiempo] formar para que los temas puedan ser resueltos finalmente en los grandes principios y luces que le dan sentido a las cosas. Nosotros en la Universidad elegimos el tema de la persona, pero podemos terminar hablando de Dios. O de «bien común», iluminando no solo con una doctrina abstracta del bien común, sino lo abstracto a partir de lo concreto, iluminando lo concreto. El periodismo tiene una misión importante, desde el plano católico, [que consiste] en recoger todas las realidades del hombre actual.    
Yo me acuerdo de un periodista que murió hace poco, Hugo Guerrero Marthineitz. Yo lo veía cuando era adolescente. Y de su programa me llamaba la atención que estaban en silencio. Él dialogaba con otra persona y aparecía en un lugar oscuro, con una mesa, una lámpara y dialogaba casi en secreto con la persona. Eso hoy fracasaría porque la televisión se ha hecho tan movediza que una persona hablando calmadamente no tiene raiting.
Cuando uno empieza el año, el alumnado viene [a la Universidad] con la expectativa de ver algo dinámico. Entonces en las primeras clases se choca con algo que es la filosofía: algunos se van, no toleran escuchar serenos una clase. 
Pero hay una diferencia muy grande entre el alumnado muy joven, recién salido de la secundaria, y los alumnos adultos. Creo que hay que acotar las exposiciones en función del tipo de alumnado que tenemos: el profesor no puede hablar una hora seguida. Yo lo hacía hace años, porque además era joven y tenía más fuerza, más recursos para captar la atención. Hoy día hay que acotar las exposiciones y entablar un diálogo con el alumnado. Hay que volver al viejo método platónico: el diálogo. Y ese diálogo hay que saberlo manejar para que no se transforme en una «opinología». El docente debe tener claro el diálogo y saber que quiere enseñar. 
Por lo tanto podés permitir momentos en que los alumnos se rían, metan comentarios. Y eso es necesario, forma parte de la atmósfera en la que vive el alumno de hoy: discusiones encendidas. Lo que no significa [necesariamente] que se peleen. Y [si fuera así], de golpe ves que ya no se pelean más... Y ahí aclarás los temas, hacés la síntesis. Tenés que saber tomar las cosas que ellos mismos dicen y hacer la síntesis: ahí se enganchan. 
Los alumnos de hoy, salvo que hayan optado por un perfil muy científico o por la misma carrera de filosofía que es otra cosa, no están preparados para entender de modo científico la filosofía y la teología. A excepción de los que [-repito-] eligen la carrera de filosofía o teología, [los alumnos en general] no están preparados para un abordaje científico de dichas disciplinas. Y el ciclo de cuatro o cinco años que tienen en la Universidad no les alcanza para hacerlo, porque su carrera es otra y el tiempo no lo pueden dedicar a un cultivo científico como del que hablamos. Yo creo que el alumnado de hoy requiere de textos y de clases y de profesores y de temas que no tengan desarrollo estrictamente científico porque no lo entienden y lo rechazan finalmente en su mayoría. La Iglesia tiene una riqueza enorme y yo creo que hay que dar un salto. Cuando George Weigel disertó en la Universidad recomendó leer la «Lumen Gentium» o «Gaudium et Spes». Yo coincido con él, pues hay textos que son integradores y al alumno le trazan un panorama de la realidad, [aunque lo hagan] de un modo más existencial, fenomenológico. Pero [no se puede negar] que le integran muchas cosas de la vida, de la realidad política, social, histórica, al hombre actual. Hay libros de autores como Pieper, Lewis…".

P.L.N.: Chesterton, Guardini…

G.M.: "Exacto, son integradores y hay que seleccionar cuales son los más adecuados para el nivel de los alumnos y la integración de los saberes debería trabajar ese aspecto, el existencial e integrador de las cosas en vez del desarrollo sistemático y científico de la filosofía y la teología, dejando eso para otro momento de la Universidad, un seminario, cosas así, no me voy a meter en eso… yo creo que el alumnado está necesitando otra cosa para despertarse, para pensar, para debatir, aún equivocándose, no importa, ya va a encontrar la verdad. Yo me di cuenta de eso porque dicto varias materias. Pero [aunque] tengo un programa científico de filosofía, lo hago breve. Más de la mitad de la clase la utilizo para temas existenciales. Supongamos: desarrollo de las pasiones del alma. "Las pasiones del alma son movimientos súbitos del apetito sensitivo con modificaciones corporales... Los apetitos sensitivos son dos: concupiscible e irascible... En el concupiscible encontramos seis pasiones... En el irascible cinco... y etc., etc.". Es un desarrollo de los resultados científicos de las investigaciones de Aristóteles y Santo Tomás. Eso hay que darlo en forma breve, después hay que dejar que el alumno discuta sobre el amor, por ejemplo. Hay distintos tipos de amor y Lewis habla sobre ese tema en "Los cuatro amores". Con ese texto los alumnos deben discutir cuando un amor es verdadero y cuando no, cuando hablamos del amor pasión, de la voluntad. Si no discuten los temas existenciales de la vida humana ¿qué sentido tiene que se acuerden en el examen o que se saquen diez porque se acordaron de todos los esquemas de las pasiones del acto humano? No tiene sentido. Al poco tiempo ya ni les interesa ni les sirve para nada. Claro que siempre te van a decir algunos: «algo les queda, en algún momento vienen y te agradecen» y todas esas pelotudeces que se dicen para justificar... «después vienen y te dan las gracias por la formación recibida»... ¡mentira! A lo mejor tienen nostalgia de la Universidad, se acuerdan de algunas cosas, pero no es así. A los alumnos lo que les sirve es aprender a pensar las cosas y ahí aparecen los principios de Santo Tomás. Hay una falsa concepción de pensar que va a aprender el esquema de la filosofía y la van a aplicar después. Primero hay que ver si aprenden, sino es imposible que la apliquen".


Sobre la SITA

P.L.N.: Licenciado me interesaría que se explaye un poco acerca de su experiencia en la Sociedad Internacional Santo Tomás de Aquino (SITA).

G.M: "La SITA es una Sociedad que nace en el séptimo centenario de la muerte de Santo Tomás. Se organiza un Congreso en Roma patrocinado por el Papa, en ese momento Pablo VI. Un grupo de personas decide armar una sociedad, entre otros allí estaba Karol Wojtyla que fue uno de sus principales impulsores. Se quería conformar una Sociedad que se dedique a difundir el pensamiento de Santo Tomás y se dedique a hacer una red en todo el mundo de tomistas. Ese curso llegó a muchos países, sigue hoy día vigente. Quien arribó con la idea fue el P. Lobato, presidente de la SITA [Internacional]. Vino a difundir la red a los países de Latinoamérica y Fosbery lo recibe y acepta el desafío de traer la SITA a la Argentina y le da un espacio en FASTA, concretamente en la Universidad. Y la SITA es fundada en Argentina con gente de FASTA y el impulso del Fundador de FASTA. Tiene actividades en distintas provincias y ha servido para nuclear a la gente que le interesa Santo Tomás. El primer presidente fue Rodolfo Mendoza, después vino Alberto Claps, y luego me eligen a mí. Actualmente soy su Presidente, pero gracias a Dios me queda poco: en 2013 se elige presidente. Hay que elegir a otro, pues ya llevo cuatro años y no se permiten más de dos períodos [consecutivos] de dos años".       

P.L.N: También existe la Sociedad Tomista Argentina, ¿cuál es la diferencia con la SITA?

G.M.: "La Sociedad Tomista Argentina es más antigua [que la SITA], pero es una institución muy de la UCA. Nace con gente de allí y desarrollan su actividad allí. Han hecho una obra importantísima: de la Semana Tomista salen publicaciones, por ejemplo. Su perfil es otro [al de la SITA]: ellos reúnen a los expertos en Santo Tomás, organizan el Congreso y publican. Y lo hacen muy bien. La SITA [Argentina] quiere tejer una red en las distintas provincias y [también con diversos] países". 


Estudio y vida intelectual

P.L.N.: Usted le dedicó su vida al estudio ¿cuáles son las claves que le daría a un joven para tener una vida intelectual ordenada?

G.M.: "Creo que tenemos que lograr que los jóvenes se enamoren del saber. Para eso se tienen que sentir atraídos por dos grandes cosas: la primera es la vida en la Universidad, es decir, que sea alegre estar en la Universidad para pensar y estudiar, que no sea aburrido, que no sea tedioso. Eso la Universidad tiene que tenerlo claro: formar clima de alegría en el saber. Y eso implica -desde lo más alto hasta lo más bajo- abrirle a los alumnos, yo no diría dinámicas, sino textos interesantes sin preocuparse, al principio, por el edificio sistemático de la ciencia, sino más bien por despertar al alumno a los grandes temas, a las grandes cuestiones de su propio saber y del saber en general. Un alumno de ingeniería tiene que estar despierto para temas políticos, económicos, sociales. Esa sería para mí como una primera tabla de trabajo. Hacer de la vida universitaria algo lindo, para enamorarlo del saber, que el alumno quiera saber. Y un segundo aspecto sería hacerlo amigo de los grandes libros, de los grandes autores. Porque los grandes autores en los grandes libros han armado el edificio del saber. El saber disciplinado corre por esos carriles, por los de alguien que te guía a comprender los caminos de un saber".

P.L.N.: El orden sería como la añadidura, ¿no?

G.M: "Si. En segundo y tercer año es el momento en el cual hay que armar la cabeza, dicho esto en forma vulgar. Significa darle forma mental universitaria, lo cual no se puede hacer sin la guía de los grandes maestros con sus grandes obras. No es un montón de cuadros sinópticos, ni mapas conceptuales. Y si no logramos esto y le metemos presión al alumno para que estudie «x» cantidad de horas, lo único que le metemos son técnicas de estudio. Si el alumno no se enamora del saber y no está en contacto con grandes obras no vamos a edificarle la cabeza. Con fotocopias [solamente] los alumnos se van a aburrir, por eso debe ser el docente quien los guíe. 
Yo hablo del amor en Santo Tomás, que al principio resulta rarísimo porque él habla de metafísica -por ejemplo cuando dice que «el amor se funda sobre la semejanza, pero la semejanza es de dos maneras, una es la semejanza de algo que tiene en acto lo que otro tiene en acto» y ahí los alumnos ya dicen «¿qué es esto?». «Otra semejanza es de algo que tiene en potencia lo que otro tiene en acto». Ahí tropiezan los profesores, porque dicen «esto no lo van a entender, que no lean Santo Tomás». Pero si uno sigue y explica el texto de Santo Tomás y lo volvés a leer, los alumnos se empiezan a despertar y dicen «ahora entiendo». Y así le vas abriendo la puerta al Aquinate, de a poco. Pero cometemos el error pedagogista de creer que por ahora las grandes obras no pueden llegar a los alumnos, pues no entenderán a Aristóteles o a quien sea. Pero hay que ponerlos en contacto con esos textos".

P.L.N.: Licenciado ¿qué lee usted?    

G.M.: "Leo a filósofos cristianos. Porque a lo largo del siglo XX el cristianismo ha producido pensadores geniales. Esos autores son grandes integradores del saber: Chesterton, Papini".

P.L.N: Newman…

G.M.: "Claro... Castellani, que lo tenemos nosotros. Pensadores que han pensado con mucha vivacidad, ordenando los temas, no de acuerdo a demostraciones científicas sino a la vida humana".

P.L.N: Jack Tollers habla de la Catena Argenta…

G.M.: "Es que estos autores que mencionamos no han sido [suficientemente] explotados. Fueron explotados mientras vivían, pero han dejado un legado que tenemos que recibir y sembrar... Podrán surgir otros escritores, pero con esos ya tenemos bastante".

*   *   *

También me acuerdo de Medina llevándome en su auto a casa, de devoluciones en charlas o disertaciones cerrando con claridad exposiciones propias o ajenas. Un hombre que deja una familia y a otros tantos estudiantes atentos que compartimos con él un café bien temprano a la mañana o una media tarde encerrados, subrayando un texto de Straubinger, o cavilando sobre lo que es el hombre virtuoso, el héroe, el santo. Lo que fue Medina.



[Nota: Agradecemos a Pablo L. Navas el envío de esta Entrevista y el permiso para su publicación]





3 comentarios:

  1. De nuevo muy bueno Pablo! Muy buena la entrevista!
    Abrazo grande, Nahuel!!

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  2. Muy bueno!!! Gerardo era un buen filosofo que me llegó hondo en un Curso que dictó en El Camino sobre la cultura católica.

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  3. Fue emocionante encontrar esta entrevista; para quienes lo conocimos; fue un regalo de Dios. ¡Gracias Gerardo!!

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