viernes, 5 de febrero de 2016

¿Está Equivocado el Padre Bojorge? - Héctor H. Hernández

¿Está Equivocado el Padre Bojorge?
Héctor H. Hernández


Bojorge, Horacio, Teologías deicidas. El pensamiento de Juan Luis Segundo en su contexto, Reexamen, informe crítico, evaluación. 2da. Edición, Centro Cultural Fe y Razón, Montevideo, 2011, 373pp.  Es auspiciosa esta segunda edición, sobre todo teniendo presente que la primera, Encuentro, Madrid, 2000, fue de nada menos que 1.500 ejemplares.


Giro antropocéntrico, actualismo filosófico, historicismo y politización van de la mano
(p. 180).

A la inversión antropocéntrica del pensamiento corresponde una inversión de los afectos y las pertenencias, de las condenaciones y los elogios
(p. 233)

No se trata de rebajar la fe a la capacidad del incrédulo, sino de levantarlo a la fe
(p. 258)


Virtudes

Se lo regalé a un joven amigo profesor de filosofía del derecho y abogado encareciéndoselo porque 1) Es una crítica contundente y verdadera al pensamiento del teólogo de la liberación Juan Luis Segundo (en adelante JLS); 2) El criticado (“divulgador más que creador”, p. 15) desenvuelve todo un tipo de pensamiento en la Iglesia de hoy, de modo tal que estudiándolo se puede captar la problemática tanto del “modernismo teórico” como de sus vastas proyecciones morales, políticas, catequéticas litúrgicas y culturales; 3) Es un ejemplo para que los abogados aprendan el arte del alegato, con el agregado de que en el orden académico este volumen bien puede tomarse como paradigma de una buena tesis doctoral. Sea por los métodos utilizados; por el respeto total a la persona del autor objetado y a sus textos, prolijamente encomillados y jerarquizados; por el manejo de toda la bibliografía del autor y sobre él o sobre la tendencia general a que responde, prolijísimamente clasificada al final (pp. 369/380); por el manejo de autores judíos y protestantes (p. 78) para abonar sus conclusiones; por la develación, nada fácil, de los métodos “resbaladizos” utilizados por JLS y de sus contradicciones por lo que dice y por sus “silencios” (cfr. 92, 93, 327, 328, etc.); por  la detección de lo que el Magisterio Católico, -¡a pesar de todo lo que nos quejamos y de “censuras” que dejaron filtrar estos graves errores, p. 334!- ha condenado en el pensamiento segundista (Obispos del Uruguay, p. 329);  y sobre todo por la utilización certerísima de las confesiones del propio autor criticado. Así por ejemplo: “al calificar a Juan Luis Segundo de hereje no se lo injuria”, porque él mismo “se autocalificó de ´hereje declarado´”(p. 328). Pero esto último no es un encuentro feliz de un abogado, sino que está justificado que es una expresión coherente con una teología secularista que no es teología y es “deicida”.


Capítulos

Los capítulos del libro son:

Introducción: JLS “ha aceptado y padecido pasivamente más que repensado” (p. 13, subrayado H.H.) un pensamiento caracterizado por su “inmanentismo, antropocentrismo, adoración de la historia (“fe neguentrópica”), descuido de los contenidos de la Revelación, cambio del objeto formal de la fe por enunciables, olvido de la Tradición, manejo a veces desaprensivo del método teológico y arbitrario de la Escritura, distancia crítica e indócil ante el Magisterio”, etc (p. 16). 

Cap. 1) La Esjatología Cercenada, con olvido del Juicio y una “comprensión inmanentista de la salvación” (p. 40). 

2) Vicios de Argumentación Lógica, Teológica y Escriturística. En la batalla cultural los enemigos de la Iglesia ponen por las nubes a autores como JLS, y bien hace Bojorge al atacar, no sólo los contenidos, sino su  calidad científica. Pensamiento “sinuoso” y “resbaladizo”, contradictorio; “da por supuesto más de lo que afirma” (p. 45); mezcla permanente de teología y sociología (p. 47); “Insidiosamente equívoco”, toma a la fe su lenguaje, pero lo interpreta a su manera (p. 48). “Por justificarse a los ojos de los objetores terminó desconsolando a los creyentes y fomentando las apostasías” (p. 63). Bojorge coincide exactamente con lo que decía Sacheri de los tercermundistas, que quieren convertir la Iglesia al mundo y no viceversa: “no es la humanidad la que está llamada a entrar en la Iglesia para realizar dentro de ella su destino de comunión divino-eclesial y de humanidad nueva, sino que es la Iglesia la que debe integrarse en el destino de la humanidad” (p. 303). 

3) Errores acerca de la Revelación y de la Hermenéutica, que reduce la caridad a filantropía (p. 84).

4) Actitud ante el Magisterio. “No niega frontal y abiertamente” el Magisterio, “pero siembra su camino” de cuestionamientos o de adhesiones a los enemigos (p. 96), y repite las leyendas negras contra el catolicismo (pp. 108,118, ignorando incluso el revisionismo histórico rioplatense, p. 129 n. 78).

5) Recomendación y Defensa del Marxismo. Pero un marxismo que no hay (pp. 132, 143, 230). De hecho JLS “opone y considera irreconciliable el culto explícito de Dios con la justicia social”, con lo cual revela su marxismo explícito, dado que Dios se concibe como “una superestructura alienante” y “convalidadora de la opresión” (p. 271).

6) La Adoración de la Historia. La Fe Neguentrópica. Si se adora la historia como progreso fatal del hombre (p. 160), hablar de “filosofía perenne” es una “tentativa para detener la historia” (p. 161). Si se cree “en la historia como una fuerza divina”, con un “panenergismo” termodinámico de sentido cuantitativo, “es muy difícil distinguir entre caricias y sopapos” (¡Maestro Bojorge!, p. 153); se tiende a “identificar, en forma monista, la historia de la humanidad con la Historia de la Salvación” (p. 164).

7) Intermezzo Histórico: la Inversión Antropocéntrica, Naturalismo y Gnosis, sintetizada con Paulo VI (7-XII-1965) por el reemplazo de “la religión del Dios que se hizo hombre”, por lo que constituye otra religión (falsa) del “hombre que se hace Dios” (p. 179); fundando la religión “en el a priori religioso” y no en el “depósito de la fe” conservado en la Iglesia (p. 180).

8) El Giro Antropocéntrico en JLS: del Misterio Divino al Proyecto Humano. Dada la gnoseología y metafísica idealista asumidas por JLS, no hay pruebas racionales de Dios, cae la apologética, y cae toda revelación exterior (p. 223), debiéndose buscar la fe “en el interior del hombre” (“inmanencia vital”, p. 225). Tiene razón Bojorge al hablar de “teologías deicidas” (p. 225), de una “historización deshistorizadora” (p. 227),  con lo que al colocarse la fe al servicio del marxismo, la teología de la liberación se vuelve una cadena esclavizadora (p. 231). Es lógica entonces “la inversión” que se denuncia como epígrafe de esta recensión, y “es la Revelación la que termina sentada en al banquillo de los acusados” (p. 233). Mis alumnos del Colegio Don Bosco de San Nicolás, conducidos por curas salesianos a la guerrilla marxista y a la muerte, venían de supuestos “retiros” y como primer paso cuestionaban a la Iglesia histórica y concreta, a la labor de España en América. Por esas cosas JLS, homenajeado por los tupamaros al morir (p. 216) es “alabado por los enemigos de la fe”, pues “se ha hecho apologista del mundo incrédulo ante el creyente” (p. 234), cobrándole a los católicos los desastres causados por la modernidad (cita de Del Noce, p. 234), y atacando así “a toda la Iglesia” (p. 269).

9) ¿Es Teología la de JLS? La respuesta del Autor, que ha sido alentado por el General de la Compañía para escribir este “informe” (p. 18) es negativa,  porque su principio no es la fe sino la temática social (p. 265) y la negación de la normatividad de la teología (p. 266).

10) Acedia ante el Pueblo Creyente. La “inversión” que celebra los goles del adversario y se entristece por los propios implica una debilidad por los ateos que se condice con el “desafecto por el creyente” (p. 293), y con sus “desvíos de autodenigración que comprometen la propia identidad católica” (p. 299). 

11) Eclesiología Gnóstica y Elitismo. “Pareciera que el Dios en que piensa JLS estuviera ajeno a la vida de los creyentes”, pues substituye personas por ideas, cosas por ideas, todo lo cual es “típico del pensamiento gnóstico” (p. 307), según el cual la salvación se alcanza por el conocimiento, identificando la salvación con una ideología (p. 204).

12) Señalaciones de Heterodoxia. Los autores de esta línea reconocen su oposición a la doctrina de la Iglesia pero quieren quedarse adentro: “la herejía criptógama” (p. 327). En este capítulo Bojorge hace un elenco de herejías materiales en JLS. 

Conclusión. Termina cuestionando que el pensamiento de JLS sea “serio”, ni “riguroso”, ni que esa “teología” suya pueda proponerse como fundamento de una espiritualidad (p. 336). Luego van tres anexos sobre “El culto idolátrico”; “Reducción de la fe a gnosis”; “Sobre el ateísmo del creyente”.


Confesiones y raíces

Es muy difícil decir de un compañero jesuita que desarrolla un pensamiento “deicida”, es decir ateo. ¿Bojorge lo prueba? Si en «Teología abierta para el laico adulto I. Esa comunidad llamada Iglesia», p. 60, JLS dice que “todo aquello que es afirmado de Dios, es al mismo tiempo un enunciado sobre el hombre” (p. 214, nota 5), la cosa es clara, porque no se distingue a Dios del hombre. Pero ahí aparece otra fortaleza del libro que comentamos. Él usa esos textos “confesorios” (“confesión” es la admisión de algo desfavorable para el que la emite) sólo como la evidencia palmaria que tiene la cosa para el propio criticado, porque se eleva antes a los fundamentos teológicos y filosóficos que dan el sentido preciso e indiscutible a esas palabras

Con no poca habilidad dialéctica, por ejemplo, el A. dice que “lejos de convencer de monismo al pensamiento de Santo Tomás, el intento de Juan Luis Segundo supone mutación en Dios, y por eso se vuelve contra él mismo, y lo precipita en el monismo del que pretende huir” (p. 55). Si Dios es mutable, hay “ateísmo panteísta” (p. 55). 


Filosofía y teología

¿Estamos en filosofía o en teología? El realismo católico se enfrenta a la filosofía y a la hermenéutica de Kant (p. 77), que interpreta la caridad sólo en sentido horizontal, con lo que el texto “el que crea y sea bautizado será salvado, el que no crea será condenado” (p. 77), resulta ser “un texto incómodo” para JLS, que alega que dicho texto (Mateo, 16, 16) no sería “auténtico”; pero esto es confundir “autenticidad” (que el texto fue escrito por San Mateo) con “canonicidad” (que la Iglesia lo ha reconocido como inspirado por el Espíritu Santo, haya sido Mateo u otro el escritor), que no es lo mismo (p. 76/77). Con Kant, JLS reduce la vida de fe a moral (p. 84, donde hace una prolija comparación entre JLS y el filósofo alemán y una “fe sin misterios”, p. 85), y a “una fe sin sentido misionero” (p. 86). 


El ataque al pueblo creyente

Hay un rechazo de los “tecnicismos de la teología”, pero dándole a la pobre gente un “tecnicismo de especialistas en filosofía y en historia y con un pensamiento hermético para el común de los creyentes”. He aquí otra página maestra del abogado Bojorge: “¿Por qué  no emplear ese tiempo, energía y neuronas -de los que se suponía no disponían los laicos, a los cuales, por eso mismo, no se les podía hacer una exposición teológica más completa- en presentar el misterio trinitario y la cristología?” (p. 253). Las pp. 256/257 son otra joya del teólogo Bojorge: si “las respuestas que va dando la fe al encarnarse en estas situaciones inéditas muestran al creyente «lo que cree» -el contenido de su fe-, al mismo tiempo que la justifican”, se está confundiendo la fides qua  con la fides quae, esto es la fe con que se cree con lo que es creído. 
     

Un seminario

Estamos ante una obra maestra, partiendo del pensamiento de Segundo como tipo de la teología progresista se pasa al tema amplio del modernismo del cual JLS es expresión, su esencia filosófico-teológica, su historia y sus trampas, para bajar a sus consecuencias prácticas en ética, vida religiosa, política, todo lo cual tiene que incluir la necesidad de la Cristiandad como un orden social impregnado de la vera fe católica. Un grupo determinante de los asistentes debiera llevar leída la parte que le toque del libro, y algunos en especial cada tema importante, y luego se debiera armar el debate. Esto si en el Río de la Plata hubiera una universidad universitaria, esto es en la cual haya disputatio, y se sepa aprovechar al P. Bojorge mejor que en una sola conferencia. Que si no la hay, lo va a tener que hacer el Centro Pieper de Mar del Plata, tan universitario él, con Cristian al frente.





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