Don Juan Manuel de Rosas y el 25 de Mayo de 1810 Atilio García Mellid
Extracto del libro «Proceso al liberalismo argentino» de Atilio García Mellid, donde señala que la mal llamada “Revolución” de Mayo no fue una rebelión contra España ni contra la autoridad de Fernando VII sino precisamente lo contrario. Y aunque la historiografía liberal intentó darle un sentido anti-hispano (y anti-católico), las evidencias históricas la desmienten. El Autor pone como ejemplo el discurso pronunciado en 1836 por don Juan Manuel de Rosas ante el cuerpo diplomático donde sintetizó, como ninguno, el espíritu de aquel Primer Gobierno Patrio iniciado el 25 de Mayo de 1810.
«La falsificación de la historia que entre nosotros consumaron los liberales tiene su punto de arranque en los acontecimientos de Mayo de 1810. […]
De España y del Catolicismo nos vienen las esencias que configuran nuestra personalidad nacional; también de esas fuentes espirituales y morales provienen los impulsos que nos llevaron insensiblemente a una emancipación política que no estaba en los planes iniciales de la revolución. A la mentira grande de que las ideas liberales habían forjado una conciencia independentista y antiespañola, oponemos los documentos y la constante ratificación de una fidelidad que no fue desmentida por aquellos primeros actos en que se manifestó nuestra vocación de autonomía. […]
La historia “oficial” comete este delito al presentar los sucesos de Mayo de 1810 como una explosión del espíritu liberal americano contra el absolutismo peninsular. […] Pues resulta evidente la fídelidad que el pueblo y los principales actores guardaron hacia los símbolos y las esencias que lo Católico y lo Hispánico habían incorporado a nuestra vida. Puede afirmarse que ni siquiera los elementos liberales produjeron un documento o un hecho público que indicara su posición insurreccional frente a aquellas sustancias fundadoras; su conspiración se fue haciendo en la sombra de las logias y a base de proclamas que disimulaban la íntima perversidad de sus doctrinas. Esto mismo no fue sino artimaña y malicia de pequeños grupos que se llamaban a sí mismos “ilustrados”. […]
Contra estas tendencias defraudadoras insurgió Rosas y las huestes populares que lo respaldaban. El 25 de Mayo de 1810 recuperó su prístino sentido: de eslabón en la gloriosa cadena de una historia que no se inicia entonces ni puede repudiar el acervo de grandeza que recibió, por vía de la conquista española, en las tres flechas de una religión, una cultura y una lengua inmortales. […]