P. Santiago Martín
Material de Lectura Complementaria para la Sexta
Clase Magistral del Curso “Cultura y Contracultura en nuestro Tiempo”
[I] ¿Qué es la Masonería?
La Masonería es una pseudo religión paralela e incompatible con el Cristianismo. Sus elementos religiosos incluyen: templos, altares, oraciones, un código moral, culto, vestimentas rituales, días festivos, la promesa de retribución después de la muerte, jerarquía, ritos de iniciación y ritos fúnebres. Así lo han declarado los Pontífices desde el inicio de ese grupo hasta nuestros días, llegando a lanzar la excomunión a los que pertenecieran a ella.
La Masonería tomó su nombre del antiguo
gremio de los masones. Éstos eran los artesanos que trabajaban la piedra en la
construcción de grandes obras. Con el declive de la construcción de las grandes
Catedrales en Europa y la propagación del protestantismo, los gremios de
masones comenzaron a decaer y para sobrevivir comenzaron a recibir miembros que
no eran masones de oficio. Con el tiempo, estos últimos se hicieron mayoría y
los gremios perdieron su propósito original. Pasaron a ser fraternidades con el
fin de hacer contactos de negocios y discutir las nuevas ideas que se
propagaban en Europa.
La fundación de la Masonería tiene lugar en 1717 con la unión en Londres de cuatro gremios para formar la Gran Logia Masónica como liga universal de la humanidad. De aquí pronto pasó a Francia donde se fundó “El Gran Oriente de Francia” en 1736.
La fundación de la Masonería tiene lugar en 1717 con la unión en Londres de cuatro gremios para formar la Gran Logia Masónica como liga universal de la humanidad. De aquí pronto pasó a Francia donde se fundó “El Gran Oriente de Francia” en 1736.
Los primeros Masones fueron protestantes ingleses. Se sentían “liberados” de una Iglesia dogmática que exige asentimiento a verdades reveladas. Con la nueva libertad creció la fascinación por la especulación y el sincretismo. Tomaron como patrones a Adán y los patriarcas y se atribuyeron arbitrariamente las mayores construcciones de la antigüedad, entre ellas el Arca de Noé, la Torre de Babel, las Pirámides y el Templo de Salomón.
Mezclaron las enseñanzas de las
antiguas religiones y tomaron libremente elementos de los grupos ocultistas,
como los rosacruces, los sacerdotes egipcios y las supersticiones paganas de
Europa y del Oriente. El objetivo era crear una nueva “gnosis” propia
de personas ascendidas a un nivel superior. Como parte de su sincretismo, la
Masonería no tiene reparo en incluir también a la Biblia, la cual ponen sobre
su “altar”. Las logias pueden también recibir miembros de cualquier
religión. Estos traen sus propios libros sagrados a los que se les da el mismo
valor que a la Santa Biblia. En definitiva, todos ellos quedan relegados a un
segundo plano.
La Masonería se propone como la nueva religión universal mientras que las Iglesias Cristianas son relegadas a la categoría de meras “sectas”. Al entender esto queda claro como Satanás fomenta la Masonería para luchar contra la verdadera religión universal (universal = Católica). La Masonería no solo explota la animosidad contra la Iglesia y el anticlericalismo sino que los fomenta e institucionaliza.
El corazón de la Masonería está en su
simbolismo, su hermetismo, su mandato de ayuda mutua y sus ritos secretos. Las
ceremonias, a menudo largas y complicadas, deben conocerse de memoria, y se
realizan utilizando un léxico y una indumentaria particular. Los símbolos
habituales de la masonería son muy numerosos, pero los más conocidos son el
Compás y la Escuadra, la Plomada y el Nivel, el Martillo y el Cincel (recuerdos
de su origen arquitectónico), la estrella de cinco puntas, las columnas, etc.
La Masonería niega que se trate de una
doctrina y gustan autodefinirse como un sistema particular de moral enseñada
bajo el velo de la alegoría mediante símbolos, o sea un método que permite el
libre pensamiento y la libre discusión acerca de cualquier tema, excepto el
método en sí, con tal de que se respete la opinión de la mayoría. Ésta teórica “tolerancia total” termina por traducirse en un “relativismo
total”, es decir: no existe nada (verdad, error, pecado, norma, ética,
moral, etc) absoluto e inmutable. Más aún, tampoco interesan la verdad ni el
bien moral en sí, lo realmente importante es su búsqueda. Por ello el Masón
rechaza cualquier verdad dogmática o moral objetiva. En particular rechazan a
la Iglesia Católica como paradigma del dogmatismo. Para los Masones aquel que
intenta vivir una fe revelada es sencillamente un intolerante. No es de
extrañar por tanto su anticlericalismo, su oposición a los Sacramentos
Cristianos y su lucha por una educación laica.
La verdadera filosofía Masónica es el “humanismo secular”, una ideología meramente humana proponente del
racionalismo y el naturalismo. Según ella, la “naturaleza” está
guiada por la razón que lleva por si sola a toda la verdad y, consecuentemente,
a una utopía de “libertad, igualdad y fraternidad”. Este debía ser el “novus ordo seculorum” (un nuevo orden secular). La filosofía
Masónica es precursora de la Revolución Francesa y aparece más tarde en la
filosofía comunista. La Masonería no tiene lugar para el Dios de la Revelación.
Dios aparece como un concepto y no como persona. Dios es el “Gran
Arquitecto” que fundó la Masonería. El hombre se convierte en su propio
dios, la misma seducción de la serpiente antigua: “Coman y serán como
dioses”. De hecho, en 1887 la logia Masónica del “Gran Oriente” (de la que se inspira por lo general la Masonería en América Latina) formalmente
eliminó la necesidad de que sus miembros crean en Dios o en la inmortalidad del
alma. Los símbolos Cristianos de la cultura recibieron una interpretación
secular.
Así, la Cruz pasó a ser un mero símbolo
de la naturaleza sin mayor trascendencia. Las letras “INRI”sobre la
Cruz de Jesús, pasaron a significar “Igne Natura Renovatur Integra” (el fuego de la naturaleza lo renueva todo). Algunos Masones dicen “creer” en Jesucristo pero, si son consecuentes con la Masonería, no
creen en Él según el sentido Cristiano que lo reconoce como Dios. Ellos lo
consideran simplemente como el apóstol mayor de la humanidad por haber superado
el fanatismo de los romanos y de los sacerdotes. Jesús es “el Gran
Maestro”, pero, para no ofender a otras religiones, el nombre de Jesús
quedó prohibido en la logia.
Los antiguos Masones guardaban
celosamente los secretos de su arte. Con la nueva Masonería, el afán de
secretismo aumentó y se le impuso estrictamente a los miembros en los ritos de
iniciación. Los candidatos deben hacer juramentos de no revelar en absoluto los “secretos” de la Masonería so pena de auto-mutilación o de ser
ejecutados. El Masón expresa el deseo de buscar “luz”. Entonces se le
asegura que recibirá la luz de la instrucción espiritual que no pudo recibir en
otra iglesia y que tendrá descanso eterno en la “logia celestial” si
vive y muere según los principios Masónicos.
La Masonería tiene una extensa
jerarquía compuesta por 33 grados. El Masón “Aprendiz” (primer grado)
jura: “No revelaré ninguno de los secretos de la Masonería, bajo pena de
que me corten el cuello”. El Masón “Compañero” (segundo grado)
jura: “No revelaré jamás ninguno de los secretos de la Masonería a los que
no son Masones, ni siquiera a los Aprendices, y esto bajo pena de que me
arranquen el corazón y de que mi cuerpo sea arrojado a los cuervos”. Al
llegar al trigésimo grado (llamado “Kadosh”), se debe pisar la tiara
papal y la corona real, simbolizando el repudio a sus mayores enemigos, la
Iglesia y la Monarquía. Entonces se jura liberar a la humanidad “de las
ataduras del despotismo”. Cada Masón desconoce lo que enseñan y hacen en
los grados superiores. Aquí está la gran ironía: Los Masones se consideran
libres pensadores para opinar sin contar con la Biblia o la Iglesia y sin
embargo están atados a la logia bajo las más severas amenazas. La influencia
Masónica es poderosa tanto en la política como en los negocios. Cuando los
Masones han tomado control de un gobierno, como en Francia en 1877 y en
Portugal en 1910, han establecido leyes para restringir las actividades de la
Iglesia.
[II] ¿Se puede ser Masón y Católico al mismo
tiempo?
Continuamos en este capítulo
con el tema de la Masonería y la prohibición que la Iglesia establece de
pertenencia a ella. Pero para entender el porqué de esta prohibición hay que
comprender no sólo el concepto de Dios que se infunde al Masón -visto en el
capítulo pasado-, sino también las obligaciones que se le exigen. A
continuación se exponen algunos de los Documentos Papales de condena, sobre
todo la “Humanum Genus” de León XIII.
Un punto esencial de la adscripción a
la Masonería es el de las obligaciones a que el Masón se compromete. Estas
obligaciones fundamentales son tres:
- Trabajar intensamente en el
perfeccionamiento interno que redundará en beneficio de los demás.
- Cumplir lo establecido en los
estatutos.
Además, estas tres obligaciones se
desglosan en multitud de obligaciones menores y tareas concretas:
- Respetar y
conocer todos los ritos y estatutos.
- Participar en los ritos Masónicos,
sustituyendo incluso las ceremonias civiles y religiosas, como el matrimonio,
por las Masónicas.
- Usar los símbolos propios de cada grado así como el “nombre simbólico” de cada individuo.
- Llamar “hermano” a
todos los Masones y tratarlos como a tales aún a riesgo de la propia vida y por
encima de las leyes de cada nación.
- Celebrar las grandes fiestas de la Masonería que coinciden con los solsticios.
- Pagar las cuotas.
- Realizar los
llamados “trabajos Masónicos”, que pueden ser estudios o debates
sobre cualquier tema.
- Proyectar sobre el mundo profano o no Masónico el
talante Masónico de tolerancia, hermandad, etc.
- Promover la vuelta a la
ecología y la protección de la naturaleza.
- El rechazo a las drogas.
- El
racionalismo ético.
- La promoción del estado aconfesional.
- La oposición a la
vivisección, la pena de muerte, el boxeo, la fiesta de toros, la caza, la
pesca, etc.
- Oposición a la financiación de la educación privada por parte del
Estado y a la enseñanza de una religión concreta en la escuela.
- Aceptación
del control de la natalidad, el divorcio, la eutanasia, etc.
Como se ve, algunas de estas normas son
perfectamente asumibles por los Católicos, mientras que otras van dirigidas
contra la Moral Cristiana e incluso contra la propia estructura eclesial y su
misión educadora y evangelizadora. Por todo ello, la Iglesia no tardó en
pronunciarse en contra de la Masonería. Esta oposición se fundamenta en los
siguientes puntos:
- Violación
del primer Mandamiento. Los Masones tienen un concepto de la divinidad
opuesto al de la Revelación judeo-cristiana. No aceptan al Dios personal ni
tampoco a Dios Trino, único y verdadero. Su deidad es impersonal: el falso dios
de la razón.
- Violación
del segundo Mandamiento. El grave abuso de los juramentos. Formalmente
invocan la deidad en sus ritos de iniciación para sujetar al hombre, bajo
sanciones directas, a objetivos contrarios a la voluntad divina.
- Su
rechazo a la Iglesia Católica, la cual intenta destruir (su objetivo de
destruir la Iglesia está ampliamente documentado).
Los principales puntos de
confrontación, tras el Vaticano II, son:
- El “Gran Arquitecto del Universo” es un concepto abstracto de Dios, no un Ser personal.
- El “Gran Arquitecto del Universo” es un concepto abstracto de Dios, no un Ser personal.
- La moral Masona no está ligada a
ninguna creencia religiosa en particular; se trata de una moral subjetiva.
- La doble moral Masona que pregona la libertad
absoluta pero exige juramentos iniciáticos e impone normas tremendamente
estrictas a sus miembros.
- La autonomía de la razón Masona
frente a la relación fe-razón de la Iglesia.
- El esoterismo y el sincretismo Masón
que pretende nivelar todas las religiones dándole a Jesucristo el papel de gran
maestro al mismo nivel que Buda, Mahoma, Zoroastro, etc. pero eliminando su
divinidad.
- La ambigüedad Masona que implica que
no es posible conocer la verdad, frente a la Revelación Cristiana.
Por todo ello, el 24 de abril, de 1738
(21 años después de la fundación oficial de la Masonería) Clemente XII escribió
“In eminenti”, la primera Encíclica contra la Masonería. Desde entonces ha
estado prohibido para los Católicos entrar en la Masonería. (Los ortodoxos y
algunos grupos protestantes también han prohibido en diversas ocasiones la
entrada de sus miembros en la Masonería).
Otros Documentos Papales -en total 371-
que exponen el error de la Masonería fueron promulgados con posterioridad,
según la Iglesia iba viendo necesario renovar la condena a esta institución y
recordar a los Católicos la prohibición de pertenencia a la misma. Benedicto
XIV lo hizo el 18 de mayo de 1751. Pío VII, con la “Ecclesiam a Jesu Christo”,
el 13 de septiembre de 1821. León XII, con “Quo Graviora”, el 13 de marzo de
1825. Pío VIII, con “Traditi Humilitati”, el 24 mayo de 1829. Gregorio XVI, con
la Encíclica “Mirari Vos” (una de las más importantes sobre el tema), el 15 de
agosto de 1832. Pío IX, con la Encíclica “Qui Pluribus”, el 9 de noviembre de
1846. León XIII, con la Encíclica “Humanum Genus”, el 20 abril de 1884, quizá
el principal Documento Pontificio sobre el tema. Este mismo Pontífice volvió a
renovar la condena de la Masonería en 15 de octubre de 1890 con el documento
“Dall´alto dell´Apostolico Seggio” y con la Encíclica “Inimica Vos” del 8 de
diciembre de 1892.
En la “Humanum Genus”, León XIII afirma,
entre otras cosas: “El fin de la Masonería es derrocar todo el orden religioso
y político del mundo que ha producido la enseñanza Cristiana y sustituirlo por
un nuevo orden de acuerdo a sus ideas”. “Sus ideas proceden de un mero ‘naturalismo’.
La doctrina fundamental del naturalismo es que la naturaleza y la razón humana
deben ser dueñas y guías de todo”. “La Masonería reclama ser la religión
‘natural’ del hombre. Por eso dice tener su origen en el comienzo de la
historia”. “El concepto Masón de Dios es opuesto al de la Iglesia Católica. No
aceptan de Dios sino un conocimiento puramente filosófico y natural” (Dios es
entonces imagen del hombre. Por eso no tienen una clara distinción entre el
espíritu inmortal del hombre y Dios). “Niegan que Dios haya enseñado algo. No
aceptan los dogmas de la religión ni la verdad que no puede ser entendida por
la inteligencia humana”. “Poco les importa los deberes para con Dios. Los
pervierten con opiniones erradas y vagas”. “La Masonería promulga un
sincretismo que mezcla desde los misterios de la cábala del antiguo oriente
hasta las manipulaciones tecnológicas del modernismo occidental”. “Enseña que
la Iglesia Católica es una secta. Su oposición a la Iglesia Católica antecede a
la oposición de la Iglesia contra ella”. “De lo anterior se concluye que el
Catolicismo y la Masonería son esencialmente opuestas. Si una desistiera de su
oposición a la otra, dejaría de ser lo que es”.
La Encíclica hace una reflexión basada
en las “dos ciudades” de San Agustín que representan dos reinos
opuestos en guerra. En un lado Jesucristo, en el otro está Satanás. La fuerza
detrás de la Masonería, causante de sus engaños y su odio a la verdad de Jesús
no puede ser sino Satanás, el príncipe de la mentira.
[III] ¿Ha cambiado la Masonería en nuestros
días?
¿Por qué es atractiva para algunas
personas?
Terminamos con esta
entrega las lecciones dedicadas a la posición de la Iglesia ante la Masonería.
Ahora exponemos algunos de los principales pronunciamientos de la Jerarquía de
la Iglesia, haciendo especial hincapié en los más recientes, habidos tras el Concilio
Vaticano II. Por último, ofrecemos algunos de los motivos por los que es tan
atractiva, sin olvidar que es el demonio quien está siempre detrás de todo lo
que perjudica a la Iglesia.
El Código de Derecho Canónico del año
1917, condena la Masonería explícitamente: Canon 2335: “Las personas que entran
en asociaciones de la secta Masónica o cualquier otra del mismo tipo que
conspire contra la Iglesia y la autoridad civil legítima, contraen excomunión
simplemente reservada a la Sede Apostólica”.
Pasado ya el Concilio Vaticano II, la
Iglesia alemana inició una aproximación a la Masonería para ver si era posible
establecer algún tipo de diálogo. Tras los contactos habidos, se produjo una
declaración oficial, publicada en L`Osservatore Romano el 9 de julio de 1980:
“Entre la Iglesia Católica y la Masonería se han mantenido conversaciones
oficiales en los años 1974-1980 por encargo de la Conferencia Episcopal Alemana
y de las grandes Logias reunidas. En el curso de aquellas se ha tratado de
constatar si la Masonería ha experimentado cambios a lo largo del tiempo, tales
que consientan a los Católicos de pertenecer a ella actualmente. Las
conversaciones se han desarrollado en clima de cordialidad y con gran franqueza
y objetividad. Se han estudiado los tres primeros estadios (grados) de
pertenencia a la secta. Después de atento estudio de esos tres estadios
primeros, la Iglesia Católica ha constatado que existen contrastes
fundamentales e insuperables. En su esencia la Masonería no ha cambiado. La
pertenencia a la Masonería pone en duda los fundamentos de la existencia de
Cristo; el examen minucioso de los rituales Masónicos y de las afirmaciones
fundamentales, como también la constatación objetiva de que hoy no ha sufrido
ningún cambio la Masonería, lleva a esta conclusión obvia: No es compatible la
pertenencia a la Iglesia Católica y al mismo tiempo a la Masonería”.
La Sagrada Congregación para la
Doctrina de la Fe, el 17 de febrero, de 1981, promulgó una clarificación sobre
el estado de los Católicos que se asocian a la Masonería en la que se reafirma
la posición tradicional de la Iglesia acerca de la Masonería.
Sin embargo, el Código de Derecho
Canónico actual (promulgado en 1983) no habla explícitamente de la Masonería
sino que se limita a la siguiente advertencia general contra ese tipo de
asociación: Canon 1374: “Quien se inscribe en una asociación que maquina
contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o
dirige esa asociación, ha de ser castigado con entredicho”.
Algunos Obispos pensaron que este canon
ya no era aplicable a la Masonería porque no la nombra explícitamente.
Estimaban que la Masonería había evolucionado y que ya no “maquinaba” contra la Iglesia. Sugirieron que se podría abrogar la prohibición contra la entrada
de Católicos en las logias Masónicas. Ante estas dudas, la Congregación para la
Doctrina de la Fe publicó una nota el 26 de noviembre de 1983, en la que se
decía: “Se ha cuestionado sobre si ha habido algún cambio en la decisión de la
Iglesia en respecto a las asociaciones Masónicas ya que el Código de Ley
Canónica, a diferencia del anterior, no las menciona expresamente. Esta Sagrada
Congregación está en posición de responder que esta circunstancia se debe al
criterio editorial que se siguió también en el caso de otras asociaciones que
tampoco se mencionaron en cuanto que están contenidas en categorías más
amplias. Por lo tanto, el juicio negativo de la Iglesia sobre las asociaciones
masónicas se mantiene sin cambios ya que sus principios siempre se han considerado
irreconciliables con la doctrina de la Iglesia (“earum principia semper
iconciliabilia habita sunt cum Ecclesiae doctrina”) y por lo tanto se
continúa prohibiendo ser miembro de ellas. Los fieles que se inscriben en
asociaciones Masónicas están en estado de pecado grave y no pueden recibir la
Santa Comunión. No está en la competencia de las autoridades eclesiales locales
el impartir un juicio sobre la naturaleza de las asociaciones Masónicas que
implicase una derogación de lo que se ha decidido arriba, y esto en línea con
la declaración de esta Sagrada Congregación promulgada el 17 de febrero de
1981. En una audiencia concedida al subscrito Cardenal Prefecto, el Supremo
Pontífice Juan Pablo II, aprobó y ordenó la publicación de esta Declaración que
ha sido decidida en una reunión ordinaria de esta Sagrada Congregación”. La
nota estaba firmada por el Cardenal Ratzinger, actual Pontífice, a la sazón
Prefecto de Doctrina de la Fe.
Merece la pena también preguntarse por
qué tantos van a la Masonería, en qué consiste su atractivo.
La Masonería es producto del
alejamiento de Dios en que los hombres han caído. Su influencia sobre los
hispanos, por ejemplo, es favorecida por el machismo que considera la práctica
Cristiana como propia solo de las mujeres. La participación en la logia
Masónica se ha presentado como una alternativa para los hombres, donde, en vez
de someterse a Dios, hablan de negocios y hacen contactos según sus intereses.
Esto ha profundizado la crisis de falsa identidad masculina. Las consecuencias
han sido graves tanto para la familia como para la sociedad.
Hay que tener en cuenta que muchos
entran en la Masonería buscando favorecerse de su poderosa red de contactos e
influencias. Es una gran tentación el percibir las oportunidades que se abren
en los negocios y trabajos para los miembros de la logia. Los Masones suelen
ayudarse entre ellos y tienen algunas obras benéficas. Está también el
atractivo para los hombres en creerse que entran en un grupo elite de libres
pensadores. Sin duda, muchos están confundidos y creen que pueden ser Católicos
y Masones. Quedan sinceramente consternados al conocer la posición de la
Iglesia contra la Masonería. Cuando se les explican las razones no lo pueden
creer. Dicen que su logia no es así. Es cierto que algunas logias ya no tienen
la agresividad tradicional contra la Iglesia, pero la filosofía sigue siendo la
misma. Hay además que tomar en cuenta que los miembros de bajo rango no saben
la realidad oscura de la Masonería porque se les esconde hasta que suban de grado
y estén más influenciados y comprometidos.
Un Masón que se llama Católico escribió
un artículo asegurando que los grados de la Masonería son complementarios con
las creencias de “cualquier religión que crea en Dios”. No podía
comprender el “fanatismo” de “algunos” en la Iglesia que
condenan la Masonería. Más adelante, en el mismo artículo se lee: “la
Masonería me ha inspirado a ser tolerante y aprender de las otras religiones.
He leído con gran interés la Cábala, el Corán... todos los Masones adoran al
mismo Dios”. Parece por este escrito que en su logia no atacan
directamente a la Iglesia Católica, pero ocurrió algo que a veces es peor:
lograron confundirle de tal modo que no ve la diferencia entre leer la Biblia y
la Cábala (escritos del ocultismo).
Fuente: Página de
los Franciscanos de María
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