La Filosofía de Manuel Kant
[1724-1804]
Alberto Caturelli
La filosofía de Manuel Kant
(Segundo momento de absolutización de la razón)
Naturalmente que, salvo los momentos de crítica interna al inmanentismo, de los cuales he señalado los dos principales – Pascal y Vico –, hasta aquí se ha producido, desde Ockam, Nicolás de Cusa y luego Descartes, una primacía del pensar sobre el ser que no es ya des-cubierto por el pensamiento, sino que comienza a ser «puesto» por el pensar. Todos los intentos de superación de los problemas internos al cartesianismo han dejado intacto este momento en el cual la razón se hace criterio de la verdad. Si la razón, en cierto modo, pone al ser, se sigue que, al menos, de la razón no se duda en absoluto, y si de la razón no se ha dudado en absoluto, existe por lo menos un elemento que no es crítico y no ha sido puesto en cuestión: la misma razón. Luego es necesario preguntarse por la posibilidad de conocer de la misma razón, poniendo la razón en cuestión y – más tarde – cuando descubramos que la razón imprime sus «formas» a lo real «creando» el objeto de conocimiento en cuanto tal, habremos descubierto que casi todo el ser es creado o puesto por la razón. Y éste es el segundo momento de la absolutización de la razón. De ahí que en el mismo cogito ergo sum, al autoponerse la razón como criterio de la verdad, la misma razón se pone en cuestión y es necesario preguntarse por ella. Y éste es el momento de la filosofía de Kant.
a) Kant, precrítico
En el seno de una familia pietista nació Kant, el año 1724, y tuvo una buena formación en literaturas clásicas, primero, y luego, en sus estudios universitarios, realizados en su ciudad natal: Königsberg. Realizó estudios de física, matemáticas, ciencias naturales, lógica, metafísica, geografía. Se desempeñó como preceptor privado, y en 1755 comenzó a enseñar en la Universidad de Königsberg como «privatdozent». En 1770 fue profesor titular, y en ese cargo se mantuvo hasta su muerte, acaecida a los ochenta años. Era de dulce carácter, alegre, vivo, bromista, metódico hasta lo inverosímil y curioso de todo cuanto tuviera interés científico o fuera apto para la búsqueda de la verdad.
Como mi libro no es, estrictamente, una obra de pura historia, no mencionaré todas sus obras. Bástenos con aceptar el hecho común de la división de su pensamiento en tres períodos: 1 (hasta 1770), en el cual todos sus escritos demuestran su interés predominante por la naturaleza y los estudios físicos, cosmológicos y geográficos; 2 (1770-1780), en el que se hace evidente su interés por la filosofía y la influencia creciente del empirismo inglés, y en el cual aparecen elementos importantes del período propiamente kantiano, hasta que, luego de tres lustros de silencio; 3 (1781 en adelante), con la aparición, de 1781, de su obra fundamental, Crítica de la razón pura, comienza el período llamado «crítico» o propio de su filosofía. Ésta se despliega luego en una exposición más sencilla de la primera Crítica, es decir, en los Prolegómenos a cualquier metafísica futura que quiera presentarse como ciencia. En 1787 publicó la Crítica del juicio, y casi simultáneamente, todas sus numerosas obras teóricas, sin contar sus escritos póstumos y el epistolario de quien ha sido, sin duda, uno de los más grandes filósofos alemanes, solamente superado – quizá – por Hegel, en el siglo siguiente. En el segundo período de su desarrollo intelectual, Kant hace abandono definitivo de su primera formación dogmática leibniziana y wolfiana, e insinúanse los temas generales de su período «crítico», particularmente respecto del espacio y del tiempo que aparecen como leyes o formas de la sensibilidad en la Disertación de 1770. Pero lo que aparece claro es que ahora, como dije antes, no se trata solamente de que la razón busque la evidencia primera, sino que la razón plantea el problema de su propia validez. Y tal es el problema propiamente crítico.