Antonio Gramsci
R. P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ
Antonio Gramsci nació en Cerdeña, en 1891, en el seno de una familia pequeño-burguesa. La familia Gramsci, padre, madre y seis hermanos, vivió en la penuria económica, cosa que marcó a Antonio para siempre.
De físico débil, sin embargo su inteligencia era bien despierta desde chico, desde joven, robusta, como lo demostrará su producción literaria, a la que luego naturalmente aludiremos.
Terminados sus estudios secundarios, allí en la isla de Cerdeña, zona humilde, se inscribió en la Universidad de Turín, donde tuvo ocasión de conocer a Palmiro Togliatti, quien sería el gran dirigente del Partido Comunista Italiano después de la Segunda Guerra Mundial.
Al tiempo que transcurre su vida en la Universidad, se va formando una mentalidad revolucionaria. Poco a poco Italia se estaba industrializando. Milán se iba convirtiendo en un gran centro industrial y desde 1899 funcionaba en Turín la fábrica Fiat, constituyéndose dicha ciudad en el centro del naciente proletariado organizado, el proletariado italiano.
En 1914, el año del comienzo de la Primera Guerra Mundial, se inscribe Gramsci en el Partido Socialista, comenzando entonces su labor periodística. Escribe diversos artículos, a lo largo de dos o tres años. Sin embargo, se siente incómodo en el Partido Socialista. Por aquel entonces, la vida política italiana se desarrollaba en torno a dos grandes Partidos, el de los liberales y el de los socialistas históricos, como se los llamaba, pero estos dos Partidos eran dos Partidos agotados, decrépitos. Precisamente en 1919 aparecieron dos nuevos Partidos, más juveniles, con más empuje. El primero fue el de Don Luigi Sturzo, el Partito Popolare Italiano, futura Democracia Cristiana, donde por primera vez desde la unidad de Italia, numerosos católicos, aunque no todos, por cierto, entraron en la vida política del país. Gramsci nunca perdería de vista esto que él denominaría el “catolicismo político”. El segundo movimiento que apareció rejuveneciendo la vida política italiana fue el Fascismo, ya que, también en 1919, Mussolini creó los primeros Fasci di Combattimento con la intención de instaurar en el país lo que él llamaba “un nuevo orden”.