viernes, 28 de noviembre de 2025

La Realeza de Cristo y la Apostasía del Mundo Moderno [Incluye Video] - P. Alfredo Sáenz

La Realeza de Cristo y la Apostasía del Mundo Moderno
[Incluye Video]
P. Alfredo Sáenz
 

Extracto de la «Lectio Doctoralis» presentada por el R. P. Alfredo Sáenz SJ, reconocido Sacerdote Jesuita, destacado Teólogo y prolífico Escritor Argentino, durante el «X Foro Internacional Fe y Ciencia» de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), donde recibió el Doctorado Honoris Causa en el año 2013 y que fuera publicado en la Revista “Alma Mater”. Este posteo incluye el video con la exposición completa de su «Lectio». ¡Que lo disfruten!


[CentroPieper] Fue Pío XI en su Encíclica «Quas Primas», de la que se cumplen 100 años de su publicación el próximo mes de diciembre de 2025, quien nos expuso con gran detalle los motivos profundos en que se funda nuestra Fe en la Realeza de Cristo. La realidad de nuestro tiempo nos habla de un mundo –el llamado «mundo moderno»– que se ha separado de Cristo, que ha apostatado de Cristo. ¿Qué hacer frente a tan dramática situación? «Ir a la Reconquista de los espacios perdidos: a la Reconquista del Cristianismo y de la Cristiandad», nos insiste aquí el Padre Sáenz. «“Es necesario que Cristo Reine” –señala con San Pablo–. Y que Reine no sólo en los corazones de los individuos sino también en el orden temporal». Hoy nos complace publicar este extracto de su Conferencia en el Blog del Centro Pieper, en el marco de nuestro Curso Anual «Christus Regnat!...», pues el P. Alfredo Sáenz es un admirado Maestro, a quien le debemos muchísimo. ¡Agradezcamos a Dios por su vida entregada, rezando por él!


*       *       *


La Realeza de Cristo y la Apostasía del Mundo Moderno
R. P. Dr. Alfredo Sáenz SJ


1.- Cristo, Plenitud de la Historia

Toda la historia camina hacia Cristo, tanto la del pueblo judío como la de los pueblos gentiles. El Antiguo Testamento, ante todo, cobra su sentido plenario cuando se lo considera como preparando su venida. Adán lo preludió como primer padre del género humano; Abel, como hijo inmolado y asesinado por su hermano; Melquisedec se le adelantó como sacerdote del Altísimo; Moisés como el legislador de la primera alianza; David lo figuró como rey guerrero y Salomón como rey pacífico. Todos esos personajes no fueron sino bocetos de Cristo, de la figura esplendorosa de Cristo. 

Cuando Él llegó, bien pudo decir: Ego sum, yo soy aquel anunciado por mis predecesores, tipos y figuras de mi ser y de mi obrar. Pero no sólo los personajes, hechos e instituciones del pueblo elegido trabajaron para Cristo. También trabajó para Él el mundo de los gentiles. Sócrates, Platón, Aristóteles: toda la filosofía griega, en última instancia, pensó para Él. Alejandría balbuceó su «logos» para que San Juan lo pudiera recoger en el prólogo de su Evangelio. También se puso al servicio del Señor el Imperio Romano, ofreciéndole su grandeza, su derecho, su organización, su paz augusta, hasta sus caminos… por los que transitarían los Apóstoles de Cristo para anunciar su Buena Nueva. 


2.- La Realeza de Cristo y la Teología de la Historia

«¿Tú eres Rey?», le preguntaría Pilatos al Señor. La respuesta es categórica: «Tú lo has dicho. Yo soy Rey. Para esto nací. Para esto vine al mundo». El fin de la Encarnación es ejercer su señorío sobre la humanidad. Para eso ha venido. Para eso ha nacido. El universo entero gravita hacia Cristo como hacia su término. No resulta, pues, extraño advertir cómo los profetas, cuando se refirieron al futuro Mesías, no vacilaron en llamarlo Rey. «Un niño nos ha nacido –dijo Isaías–. El Imperio ha sido asentado sobre sus hombros».


La Realeza de Cristo y la Apostasía del Mundo Moderno
P. Alfredo Sáenz


domingo, 23 de noviembre de 2025

Un Centenario Memorable. La Encíclica «Quas Primas» y la Fiesta de Cristo Rey - Ernesto Alonso

Un Centenario Memorable
La Encíclica «Quas Primas» y la Fiesta de Cristo Rey 
Ernesto Alonso 


[CentroPieper] Un Centenario memorable tendrá lugar el próximo 11 de diciembre, celebrando la festividad de Jesucristo Rey, que suele conmemorarse el último domingo del año litúrgico, pocas semanas antes de la Navidad. Es una solemnidad instituida por el Papa Pío XI, con la promulgación de la Encíclica Quas Primas (QP), el 11 de diciembre de 1925, en Roma.    

Citamos dos pasajes del Documento pontificio que disponen la institución de la fiesta. “(…) juzgamos realizar un acto totalmente conforme a nuestro deber apostólico, si, atendiendo a las súplicas elevadas a Nosotros, individualmente, y en común, por muchos Cardenales, Obispos y Fieles Católicos, clausuramos este año jubilar introduciendo en la Sagrada Liturgia una festividad especialmente dedicada a Nuestro Señor Jesucristo Rey” (n° 3; ver también el n° 15, QP). En otra parte del Documento, el Papa expresa: “Y si ahora ordenamos a todos los Católicos del mundo el Culto universal de Cristo Rey, remediaremos las necesidades de la época actual y ofreceremos una eficaz medicina para la enfermedad que en nuestra época aqueja a la humanidad. Calificamos como enfermedad de nuestra época el llamado «laicismo», sus errores y sus criminales propósitos” (n° 12; ver los nros., 16 y 17, QP). 

El objetivo de estas líneas es dar cuenta de las razones por las que Pío XI propuso la Celebración de la Fiesta de Cristo Rey en relación con la que denomina «enfermedad de la época», a saber, el laicismo, y su secuela más grave, la pública apostasía que tanto daño ha infligido a la sociedad moderna (n° 13, QP). Dicho simplemente, la institución de la Festividad Litúrgica del Reinado de Cristo, que esto es decir «Cristo Rey», ha de venir a remediar los males individuales y sociales que padece la humanidad a causa de la precitada enfermedad. 

Difícilmente no atraiga nuestra atención el lenguaje vigoroso del Pontífice, cuando se anima a hablar de «errores», «enfermedad», y aún más, «criminales propósitos», predicados todos del laicismo. Una cierta sensación de extrañeza nos invade pues desde hace largas décadas el lenguaje Católico se ha adocenado, convirtiendo su tradicional carácter puro, vigoroso y encendido, en una fraseología edulcorada, ramplona, cuando no funesta. 

jueves, 20 de noviembre de 2025

Evangelio y Bien Común Político. Algunos Arquetipos - Jornadas Virtuales de Reflexión 2025

Evangelio y Bien Común Político
-Algunos Arquetipos-


Jornadas Virtuales de Reflexión 2025, organizadas por el Centro de Humanidades Josef Pieper de Mar del Plata [Argentina].


[CP] El Centro de Humanidades Josef Pieper de Mar del Plata, Argentina, invita a sus «Jornadas Virtuales de Reflexión 2025» que abordarán el tema “Evangelio y Bien Común Político – Algunos Arquetipos”, como corolario de su Curso Anual “Christus Regnat!...” [puede ver sus conferencias aquí: https://centropieper.blogspot.com/2025/04/christus-regnat-la-realeza-social-de.html], y que se desarrollarán el próximo 21, 22 y 23 de Noviembre por el Canal del Centro Pieper en YouTube.

Estas Jornadas buscan presentar “algunos arquetipos” de católicos comprometidos con el bien común político. A continuación, detallamos el Programa:


Viernes 21 de Noviembre

19:00hs “San Luis Rey, entre la Jerusalén terrestre y celeste”
Hna Marie de la Sagesse Sequeiros

Pueden ver esta Conferencia aquí:


*   *   *


Sábado 22 de Noviembre

10:00hs “Isabel la Católica y el Bien Común Político de la Hispanidad”
Germán Masserdotti

Pueden ver esta Conferencia aquí:


*   *   *


12:00hs “Gabriel García Moreno, Presidente de Ecuador y Devoto del Sagrado Corazón”
P. Jorge Hidalgo

Pueden ver esta Conferencia aquí:


*   *   *


Domingo 23 de Noviembre


11:00hs “António de Oliveira Salazar, Primer Ministro de Portugal”
Marcos Pinho de Escobar

Pueden ver esta Conferencia aquí:


Para mayor información:
Movil / Whatsapp [54 9] 223 5034406

domingo, 9 de noviembre de 2025

«Ad Diem Illum Laetissimum» Carta Encíclica sobre la Devoción a la Santísima Virgen María - Papa Pío X

«Ad Diem Illum Laetissimum»
Carta Encíclica sobre la Devoción a la Santísima Virgen María
Papa Pío X


“Mater Poluli fidelis”, la más reciente “Nota” del Dicasterio para la Doctrina de la Fe que comanda el Cardenal Tucho Fernández y que fue firmada por León XIV, recibió un justificado aluvión de críticas, incluso de destacados mariólogos. Uno de ellos, el P. Serafino Lanzetta, sostuvo que «nunca en la historia de la Iglesia el Magisterio ha dicho lo que dice este documento; al contrario, básicamente afirma “exactamente lo opuesto” a lo que los Padres de la Iglesia y los Papas anteriores han enseñado históricamente» [1]. Para corroborar lo dicho por este Fraile Franciscano, nada mejor que leer esta elocuente Encíclica del Santo Papa Pío X donde explica en que consiste la Devoción a la Santísima Virgen María, Inmaculada Madre de Dios, Corredentora y Medianera de todas las Gracias. ¡Que la disfruten!


Venerables Hermanos: Salud y bendición apostólica

[1. Recuerdo de la declaración del Dogma de la Inmaculada Concepción]

El paso del tiempo, en el transcurso de unos meses, nos llevará a aquel día venturosísimo en el que, hace cincuenta años, Nuestro antecesor Pio IX, Pontífice de santísima memoria, ceñido con una numerosísima corona de Cardenales y Obispos, con la autoridad del Magisterio infalible, proclamo y promulgo como cosa Revelada por Dios que la Bienaventurada Virgen María estuvo inmune de toda mancha de pecado original desde el primer instante de su Concepción [2]. Nadie ignora con qué espíritu, con qué muestras de alegría y de agradecimiento públicos acogieron aquella promulgación los fieles de todo el mundo; verdaderamente nadie recuerda una adhesión semejante tanto a la augusta Madre de Dios como al Vicario de Jesucristo o que tuviera eco tan amplio o que haya sido recibida con unanimidad tan absoluta.


[2. Demostraciones de piedad mariana]

Y ahora, Venerables Hermanos, después de transcurrido medio siglo, la renovación del recuerdo de la Virgen Inmaculada necesariamente hace que resuene en nuestras almas el eco de aquella alegría santa y que se repitan aquellos espectáculos famosos de antaño, expresiones de fe y de amor a la augusta Madre de Dios. Nos impulsa con ardor a alentar todo esto la piedad con la que Nos, durante toda nuestra vida, hemos tratado a la Santísima Virgen, por la gracia extraordinaria de su protección; esperamos con toda seguridad que así será, por el deseo de todos los católicos, que siempre están dispuestos a manifestar una y otra vez a la gran Madre de Dios sus testimonios de amor y de honra. 

Además, tenemos que decir que este deseo Nuestro surge sobre todo de que, por una especie de moción oculta, Nos parece apreciar que están a punto de cumplirse aquellas esperanzas que impulsaron prudentemente a Nuestro antecesor Pio IX y a todos los Obispos del mundo a proclamar solemnemente la definición del dogma de la Concepción Inmaculada de María.

jueves, 6 de noviembre de 2025

¿Quién como la Virgen? [Quis ut Virgo?] - Roberto de Mattei

 
¿Quién como la Virgen?
[Quis ut Virgo?]
Roberto de Mattei
    
    
[Corrispondenza Romana / Centro Pieper] El 16 de octubre de 1793 tuvo lugar quizá el crimen más repugnante de la Revolución Francesa: la ejecución de la reina María Antonieta de Francia, tras un juicio farsa ante el Tribunal Revolucionario. Plinio Correa de Oliveira escribió sobre María Antonieta: “Hay ciertas almas que solo se engrandecen cuando las azotan las ráfagas del infortunio. María Antonieta, inútil como princesa e imperdonablemente frívola en su vida como reina, frente al torbellino de sangre y miseria que se apoderó de Francia, se transformó de manera sorprendente; y el historiador observa, con respeto, que de la reina nació una mártir y de la muñeca una heroína”.
    
El 21 de enero, el rey Luis XVI de Francia fue guillotinado. El papa Pío VI, en su discurso Quare lacrymae, del 17 de junio de 1793, reconoció el sacrificio del soberano como “una muerte decidida por odio a la religión católica”, atribuyéndole “la gloria del martirio”. Podríamos decir que la misma gloria recayó sobre María Antonieta, culpable únicamente de haber representado -con su sola presencia- el principio de la realeza cristiana frente al odio de la Revolución.
    
El escritor británico Edmund Burke (1729-1797), en uno de los pasajes más bellos de sus Reflexiones sobre la Revolución Francesa (1791), escribe: “Han transcurrido dieciséis o diecisiete años desde que vi por primera vez a la reina de Francia, entonces Delfina, en Versalles, y ciertamente jamás vi una visión más hermosa sobre la tierra, que ella parecía apenas rozar. La vi alzarse sobre el horizonte, adornando y alegrando aquella elevada esfera en la que acababa de comenzar a moverse, brillante como el lucero del alba, llena de vida, esplendor y alegría. ¡Oh, qué revolución! ¡Y qué corazón debo tener para contemplar aquella ascensión y aquella caída sin emoción! […] Jamás imaginé vivir para ver semejante desastre sobre ella en una nación de hombres tan valientes, en una nación de hombres de honor y caballerosidad. En mi imaginación, vi diez mil espadas desenvainadas de repente para vengar incluso una mirada que la amenazara con el insulto. Pero la era de la caballerosidad ha terminado. Ha llegado la de los sofistas, economistas y contables; y la gloria de Europa yace extinguida para siempre” (Reflexiones sobre la Revolución en Francia, traducción italiana, Ideazione, Roma 1998, pp. 98-99).
    

Entrada destacada

La Realeza de Cristo y la Apostasía del Mundo Moderno [Incluye Video] - P. Alfredo Sáenz

La Realeza de Cristo y la Apostasía del Mundo Moderno [Incluye Video] P. Alfredo Sáenz   Extracto de la «Lectio Doctoralis» presentada por e...