Teologías Deicidas
El Pensamiento de Juan Luis Segundo en su Contexto
R. P. Lic. Horacio Bojorge, SJ
Introducción
1. Por qué un informe crítico
Desde el fallecimiento del jesuita uruguayo Juan Luis Segundo, el 17 de enero de 1996, desbordando lo habitual en los elogios fúnebres, se manifestó el empeño de exaltar, junto con su persona, su pensamiento. Dado que están interviniendo en la recomendación de sus obras y de su enseñanza, personas, instituciones y publicaciones representativas de la Compañía de Jesús, se suscita la fundada impresión de que la Compañía misma asume, respalda y difunde como propias las doctrinas de Juan Luis Segundo [1].
Ahora bien, este informe crítico muestra que el pensamiento de Segundo se inscribe dentro de corrientes históricas del pensamiento naturalista cuyas categorías él ha aceptado y padecido pasivamente más que repensado, pero que no por eso deja de compartir y, en consecuencia, de difundir. El pensamiento de este autor merece por eso objeciones que hacen aconsejable medir los elogios exagerados que algunos le tributan y emitir juicios más cautelosos y matizados. Si muchos lo aplauden es porque representa el pensamiento de la modernidad acerca de la fe y de la Iglesia y porque repite los motivos modernistas, aplicándolos a diversos temas y situaciones. No conviene, por eso, recomendarlo sin reservas, y menos asumirlo como propio o representativo de la Compañía de Jesús.
Como en toda obra humana, no todo parece malo o condenable en la obra de Juan Luis Segundo. Pero una larga experiencia ha enseñado a los pastores de la Iglesia que, como la piedra en el plato de arroz, el error más dañoso es el que viene mezclado con verdades [2]. Por eso se informa acerca de sus errores, con el fin de evitar que se siga sirviendo de este arroz en medio de alabanzas, como si fuera no sólo seguro sino excelente. Lejos de recomendarlo tan entusiastamente, correspondería avisar, por lo menos, para que se mastique con cuidado.