La Despenalización del Aborto: ¿Progreso o Barbarie?
Dr. Carlos Daniel Lasa
Lasa es Doctor en Filosofía por la Universidad Católica de Córdoba. Fue Decano del Instituto de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Villa María y fue Profesor Titular de Metafísica en la Licenciatura en Filosofía de la Universidad Católica de Córdoba. Investigador Independiente y Miembro de la Comisión Asesora en Filosofía del CONICET (2010-2011). Profesor–Investigador con Categoría I del Programa Nacional de Incentivos del Ministerio de Educación de la Nación Argentina. Autor de siete libros y más de cincuenta artículos de filosofía publicados en revistas especializadas de Argentina, Chile, México, España, Italia, Francia y Alemania.
[Fuera los Metafísicos/Centro Pieper] El progresismo, fiel a su principio de “amar siempre lo nuevo”, no es más que la expresión de un sociologismo, producto derivado de la descomposición del marxismo. El progresismo es la manifestación de aquella conciencia para la cual toda afirmación es expresión de un tiempo determinado: nada posee un valor intemporal (excepto, claro está, su propia afirmación la cual tiene un carácter dogmático y eterno).
En la actual circunstancia, el hecho de sostener la despenalización del aborto sería la expresión de una conciencia puramente epocal que está dispuesta siempre a asumir lo nuevo como sinónimo de progreso. Legalizar el aborto equivaldría a una “conquista” en el camino de la conciencia humana hacia la total emancipación, la cual coincidiría con la entronización de un sujeto absolutamente auto-referente que ha llegado al cenit en su desvinculación con todo lo que no sea él mismo.
En este camino hacia la pura libertad negativa como ideal de vida, todo (incluida la mismísima vida humana) debe ser considerado como un obstáculo a ser superado. De esta manera, un ser humano en el vientre de su madre puede ser considerado un obstáculo para que esa mujer ejerza sus derechos sobre su propio cuerpo (léase: mi voluntad, auto-referente, no debe nada a nadie).