Cardenal Pie, Obispo de Poitiers
José María Iraburu
I. Lúcido y valiente
–Perdone, pero ¿este escrito suyo no es un plagio del libro del P. Sáenz?
–Bueno, en realidad toma por base el libro del P. Alfredo Sáenz, S. J., El Cardenal Pie, lucidez y coraje al servicio de la verdad (Ed. Nihuil - Ed. Gladius, Buenos Aires 1987; hay nueva edición en Gladius 2007, 538 ps.). Pero tanto como un plagio no es. El P. Sáenz es buen amigo mío y me lo consiente con todo gusto. En la Fundación GRATIS DATE le hemos publicado tres preciosas obras suyas (Catálogo FGD). Él a su vez escribió su libro tomando como base la obra de Mons. Baunard, Histoire du Cardinal Pie, Ed. H. Oudin, 18862, vols. I-II; y la de Jean Creté, Vie du cardinal Pie, 1980. Unos y otros citan los textos de Oeuvres de Monseigneur l’évêque de Poitiers, Paris-Poitiers, Ouidin 1886-1879, vols. I-IX.
Louis Edouard Pie (1815-1880), hijo de un zapatero, nace en un pueblecito de la diócesis de Chartres, estudia en un colegio y en el Seminario Menor de esa ciudad, en 1835 ingresa en el Seminario de San Sulpicio, cerca de París, es ordenado sacerdote en 1839 y Obispo de Poitiers en 1849, donde ejerce su ministerio pastoral durante treinta años, hasta su muerte, siempre bajo el lema mariano Tuus sum ego, que hace suyo ya al recibir el subdiaconado. A mediados del XIX, cuando parte del episcopado francés era galicano y otra parte ultramontano, según se inclinase a una cierta autonomía de Roma o profesara una fidelidad total a la Sede romana, el Obispo de Poitiers se adhiere siempre en doctrina y disciplina a Roma, como todos los obispos de la zona eclesiástica de Burdeos, a la que pertenece Poitiers. Muerto el Beato Pío IX (1878), con quien mantenía una relación personal y cordial muy estrecha, su sucesor, León XIII, en uno de sus primeros actos, creó Cardenal al Obispo de Poitiers (1879).
Mons. Pie, desde su ordenación episcopal, se mostró sumamente devoto de San Hilario de Poitiers (310-367) –el gran defensor, con San Atanasio, de la divinidad de Cristo frente a los arrianos–, procurando en todo seguir su ejemplo y citando sus escritos con gran frecuencia. Cuidó siempre especialmente de los sacerdotes y de los religiosos. A semejanza de San Carlos Borromeo en referencia a San Ambrosio de Milán, fundó Pie los Oblatos de San Hilario, para sacerdotes diocesanos con vida comunitaria. Celebró veinte Sínodos diocesanos, procurando siempre en ellos la buena formación doctrinal de su clero, su fervor espiritual y pastoral, y si fidelidad disciplinar.
Poitiers es un lugar de Francia de muy especial significación histórica. –En la batalla de Poitiers es donde los francos, dirigidos por Carlos Martel, logran una victoria militar definitiva sobre los invasores islámicos (732), salvando la autonomía y el cristianismo de las naciones europeas. –Cerca de la ciudad de Poitiers está la abadía de Ligugé, cuna de la vida monástica en las Galias. Fue fundada en el año 361 por San Martín de Tours (316-397), discípulo de San Hilario, obispo de Poitiers, que le cedió el terreno de una antigua villa romana. Este monasterio fue rescatado de las ruinas por Mons. Pie y su íntimo amigo dom Guéranger (1805-1875), restaurado en Solesmes de la vida monástica en Francia, que había sido eliminada por la Revolución. –La Vendée, perteneciente a la diócesis de Poitiers, fue misionada por San Luis María Grignion de Montfort (1673-1716), y presentó la resistencia y la guerra más valiente contra las fuerzas anticristianas de la Revolución (1793-1796).
Las tinieblas mundanas del siglo XIX fueron especialmente oscuras en Francia, durante la vida de Mons. Pie. A partir del luteranismo, que rechaza a la Iglesia y a la Escritura, en cuanto Palabra divina, reduciéndola por el libre examen a palabra de hombre, y que rompe en trozos contrapuestos la unidad de la Cristiandad, se llega derechamente al Siglo de las luces, a la Ilustración, en gran parte difundida por los enciclopedistas franceses y la masonería, y al estallido de la Revolución Francesa (1789-1792), cuyo espíritu naturalista marca ya el Occidente de modo definitivo, y se va imponiendo más y más a lo largo del XIX en la cultura, la educación, las instituciones y las estructuras políticas a través del liberalismo.