Fenomenología del Progresismo
P. Julio Meinvielle
El R. P. Dr. Julio Meinvielle (1905-1973) denuncia aquí el alud progresista de los años 60, que hizo que muchos bautizados –laicos y clérigos por igual– se involucraran en “lo temporal” olvidándose de “lo eterno”. Ofrecemos a los lectores del Blog del Centro Pieper este texto, convencidos de su vigencia y esperanzados también en que muchos católicos encontrarán luz suficiente para discernir algunas graves cuestiones de nuestro tiempo.
Esto no es una conferencia, es una conversación informal. Vamos a hablar del progresismo; en primer lugar, hemos de advertir que los que usan de un modo sistemático la palabra progresismo son los comunistas, porque para ellos, la historia se desarrolla en un proceso dialéctico que va de lo peor a lo mejor, así por ejemplo: para ellos la sociedad feudal va caminando en un proceso dialéctico hacia la sociedad burguesa o liberal y la burguesa hacia la socialista, y ésta hacia la comunista; pero progresismo, se puede entender también de un modo general como un camino de la sociedad hacia condiciones y estados mejores de desarrollo.
Nosotros vamos a hablar del progresismo, como fenómeno que se advierte hoy dentro de la Iglesia y que sobre todo se ha puesto de moda con motivo del Concilio Ecuménico Vaticano II. La prensa mundial ha dividido a los Padres conciliares en dos grandes corrientes: una, la de los innovadores y amigos de reformas, a los cuales ha llamado progresistas, y la otra, de Padres más bien preocupados de mantener las legítimas tradiciones, a quienes se ha calificado de conservadores, reaccionarios e integristas.
Al hablar aquí de progresismo, nos vamos a referir a un movimiento que se observa hoy en la Iglesia y que sostiene doctrinas y actitudes que deben ser consideradas como errores desviacionistas; advirtiendo que no todos los que se dicen progresistas deben ser calificados con este sentido censurable; los hay quienes no conociendo el contenido del término progresismo, tal como se está propagando hoy, se llaman progresistas pero buscan tan sólo un progreso legítimo y necesario dentro de la Iglesia.
Vamos a advertir también, que aunque el teilhardismo sea una versión del progresismo, pueden existir y existen de hecho, otras versiones de progresismo censurable.