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sábado, 20 de junio de 2015

La Herejía Arriana y la Resistencia Católica - P. Alfredo Sáenz

La Herejía Arriana y la Resistencia Católica
R. P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ


El Centro de Humanidades Josef Pieper tiene el agrado de invitarlos a participar del segundo Café Cultural del año, a realizarse el próximo viernes 26 de Junio a partir de las 20hs en el Multiespacio Cultural EL CAMINO, Av. Luro 4344 – 1º Piso, de nuestra ciudad de Mar del Plata.

El tema que convoca en esta oportunidad es “La Herejía Arriana y la Resistencia Católica”, a cargo del R. P. Dr. Alfredo Sáenz, SJ, Sacerdote Jesuita Argentino de reconocida trayectoria nacional e internacional, quien continúa así el Curso “El Trigo y la Cizaña (cf. Mt 13, 24-30) – Un Sentido Teológico de la Historia” que dicta el Centro Pieper este año, bajo el lema: “Pasión por la Verdad”.

El Curso está dirigido a Jóvenes mayores de 16 años y Adultos en general, Profesionales, Docentes y Estudiantes Universitarios, Agentes de Pastoral, etc. Se dispone de un cupo de Becas y Medias Becas para quienes hagan el pedido justificado. 

Los interesados pueden inscribirse directamente en el Multiespacio Cultural EL CAMINO, quince minutos antes del inicio del Café Cultural, donde además se brindarán detalles del programa de todo el año. 

Para mayor información, pueden llamar por teléfono al (0223) 155-03-4406 o escribir al siguiente correo electrónico: centropieper@gmail.com


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Material de Lectura Previa Recomendada para aprovechar mejor este Café Cultural:

1) La Herejía Arriana – Hilaire Belloc


2) Los Arrianos Antiguos y los Actuales – P. José María Iraburu


Breve Reseña Biográfica del P. Alfredo Sáenz:

viernes, 19 de junio de 2015

Los Arrianos Antiguos y los Actuales - P. José María Iraburu

Los Arrianos Antiguos y los Actuales
P. José María Iraburu


Artículo nº 268-3, publicado en su Blog “Reforma o Apostasía” en el año 2014.


Introducción

La tesis que muy brevemente mantengo en este artículo nada tiene de original, aunque pocos la expresan abiertamente. El arrianismo antiguo pretendía favorecer el acercamiento de los paganos a Cristo. Y el arrianismo actual favorece el abandono total de la fe católica [1]. Los católicos-arrianos actuales [círculos cuadrados] son personas que han perdido la fe, unas veces sin darse cuenta siquiera y otras negándose a reconocerlo.


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Siglo IV


Constantino el Grande (272-273) abre el Imperio Romano a la Iglesia Católica en el edicto de Milán (313). Cesan por tanto las persecuciones y se ve favorecida una rápida cristianización del mundo romano. El cristianismo ha vencido al precio de mucha sangre martirial, comenzando, claro, por la de nuestro Señor Jesucristo, muerto «en tiempo de Poncio Pilato». Son muchos los paganos que invaden entonces rápidamente la Iglesia Católica, subiéndose al carro del vencedor por convicción o por oportunismo.

La Iglesia logra [así] en el siglo IV la libertad civil. […] Pero es a la vez un tiempo de grandes rebajas del cristianismo. […] Y sucede lo previsible, aquello que testifica San Jerónimo (347-420): «después de convertidos los emperadores, la Iglesia ha crecido en poder y riquezas, pero ha disminuido en virtud» (Vita Malchi 1). Efectivamente, el heroísmo del pueblo cristiano, generalizado en los tres primeros siglos de persecuciones, va dando paso con frecuencia a una mundanización creciente. La Providencia divina suscita justamente en ese siglo IV el monacato, cuyo crecimiento es sorprendentemente rápido. En la cristiandad de Egipto, por ejemplo, había unos cien mil monjes y unas doscientas mil monjas.

Precisamente entonces, cesadas las persecuciones, es cuando una relativa mundanización de las comunidades cristianas ocasiona negativamente el movimiento positivo de una muchedumbre de fieles que, buscando vivir plenamente el Evangelio, sale del mundo secular y se va a los desiertos. Esta opción tan radical tuvo no pocos impugnadores en un principio. Y San Juan Crisóstomo (349-407) la justifica y explica en su obra “Contra los impugnadores de la vida monástica”. Sin embargo, los enormes conflictos internos de la Iglesia en ese tiempo, aún más que en el campo de la vida moral, se dan en el campo doctrinal. Es un tiempo de grandes herejías. Y también de grandes Concilios, que van definiendo la fe católica en Cristo, la Trinidad y la gracia” [2].

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