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jueves, 9 de mayo de 2024

Santo Tomás de Aquino, desde ayer y para siempre - P. Marcos R. González OP

Santo Tomás de Aquino, desde ayer y para siempre
P. Marcos R. González OP


Marcos Rodolfo González (1938-2020) fue un destacado Fraile Dominico Argentino [1], y este profético artículo, que presentamos ahora en nuestro Blog del Centro Pieper en el marco de su Curso Anual 2024 dedicado íntegramente al Aquinate [2], fue publicado originalmente en la Revista «Mikael» del Seminario de Paraná, Argentina. Se trata de un texto profundo y descriptivo de los males contemporáneos y también de sus soluciones. Aquí nuestro autor recuerda que «la dialéctica moderna, no sólo con su anulación sino también con la coexistencia en síntesis superior y dinámica de los opuestos, constituye una herramienta extraordinaria que permite la agrupación de las tendencias opuestas a la Iglesia y a los restos de la cristiandad». Por eso, afirma que «frente al avance del mal y a sus epifanías, hay que retornar al Dios verdadero, fuente del ser y de la bondad, en la Iglesia». Hacia el final, resalta el “deber del tomismo” en nuestro tiempo. Deo gratias!


“La doctrina de éste tiene sobre las demás, exceptuada la canónica, propiedad en las palabras, orden en las materias, verdad en las sentencias, de tal suerte que nunca a aquellos que la siguieren se les verá apartarse del camino de la verdad, y siempre será sospechoso de error el que la impugnare” (Inocencio VI, Sermón sobre Santo Tomás, cfr. León XIII, Enc. Aeterni Patris, 13).


I. EN LA TIERRA


1. Nacimiento 

Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo es Señor de la vida y de la muerte.

Cuando en Oriente se aproxima la caída del brazo refulgente del Gengis-Khan (+ 1227), Dios causa en Occidente el nacimiento de Tomás de Aquino, bajo el Pontificado de Honorio III, para constituirlo en medio de la Iglesia y de la Cristiandad como sol, como supremo analogado de los Teólogos de Cristo y pluma predilecta de su Cuerpo Místico.

Tomás de Aquino nace en la fortaleza de Rocasecca, en la provincia de Nápoles, a fines de 1224 o principios de 1225. Hijo de Landolfo de Aquino, señor de Rocasecca, y de Teodora de Teate, Romano-germánica.


2. En la Iglesia y en la Orden de Santo Domingo 

El hombre es social por naturaleza. Dios eleva al hombre al orden sobrenatural y lo integra en una comunidad mística. El hombre en la tierra conserva defectible a su libertad, y puede hacer, hasta cierto punto, estéril el misterio de la gracia, cayendo en el abismo del pecado. El pecado original abate al hombre y a la tierra; y aunque el hombre, expulsado del Paraíso, puede hacer algunos actos buenos según su naturaleza racional, sin embargo, no puede por sus solas fuerzas escapar del abismo. Para la salvación es necesaria la Encarnación del Verbo y la gracia que brota de la Encarnación [3].

sábado, 5 de agosto de 2017

Secularización hasta en la Liturgia - P. Javier Sánchez Martínez

Secularización hasta en la Liturgia
P. Javier Sánchez Martínez


Javier Sánchez Martínez, Sacerdote de la Diócesis de Córdoba (España), es Licenciado en Teología, especialidad Liturgia, por la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid. El artículo que reproducimos a continuación, en nuestro Blog del Centro Pieper, fue publicado originalmente en el año 2015.


Pudiera parecer sorprendente que lo más santo y sagrado, con tanta carga de sacralidad, devoción y espiritualidad como es la liturgia, pudiera secularizarse, pero así ha ido sucediendo.

El proceso de secularización ha sido tan persistente que ha penetrado por las ventanas de la Iglesia y ha alcanzado a la misma liturgia pervirtiéndola. Un grave mal que hoy se padece es la secularización interna de la Iglesia, y como la liturgia es epifanía de la Iglesia, su manifestación visible, una Iglesia secularizada se reflejará en su liturgia igualmente secularizada.

Detengámonos en ver los rasgos e intenciones de esta secularización y comprenderemos mejor el alcance que tiene en la liturgia.

1) La secularización detesta lo religioso y sus expresiones, y quiere en todo caso reducirlo a la conciencia privada de cada cual.

2) La secularización, de la mano del relativismo, piensa que no existe la Verdad y por ello todo son opiniones igualmente válidas. Es la dictadura del relativismo que denunció Benedicto XVI.

3) La secularización sustituye a Dios o por el hombre o por el progreso social o por los valores de moda (ecología, solidaridad, paz…).

domingo, 19 de junio de 2016

Los Postulados de la Ideología Americanista y León XIII - Mons. Pedro Daniel Martínez

Los Postulados de la Ideología Americanista y León XIII
Mons. Dr. Pedro Daniel Martínez Perea


El Centro de Humanidades Josef Pieper tiene el agrado de invitarlos a participar del segundo Café Cultural del año, a realizarse el próximo viernes 24 de Junio a partir de las 20hs en el Multiespacio Cultural EL CAMINO, Av. Luro 4344 – 1º Piso, de nuestra ciudad de Mar del Plata.

El tema que convoca en esta oportunidad es “Los Postulados de la Ideología Americanista y León XIII”, a cargo de Mons. Dr. Pedro Daniel Martínez Perea, quien continúa así el Curso “Cristianismo en el Siglo XXI – Antecedentes, Conflictos, Perspectivas” que dicta el Centro Pieper este año, bajo el lema: “Pasión por la Verdad”.

El Curso está dirigido a Jóvenes mayores de 16 años y Adultos en general, Profesionales, Docentes y Estudiantes Universitarios, Agentes de Pastoral, etc. Se dispone de un cupo de Becas y Medias Becas para quienes hagan el pedido justificado. 

Los interesados pueden inscribirse directamente en el Multiespacio Cultural EL CAMINO, antes del inicio del Café Cultural, donde además se brindarán detalles del programa de todo el año. 


Para mayor información:

Celular y WhatsApp: 
223 5 034406

Correo Electrónico: 

Blog: 


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domingo, 6 de septiembre de 2015

La Reforma Luterana y el Advenimiento de la Modernidad - P. Javier Bocci

La Reforma Luterana y el Advenimiento de la Modernidad
Pbro. Lic. Javier Bocci


El Centro de Humanidades Josef Pieper tiene el agrado de invitarlos a participar del quinto Café Cultural del año, a realizarse el próximo viernes 11 de Septiembre a partir de las 20hs en el Multiespacio Cultural EL CAMINO, Av.Luro 4344 – 1º Piso, de nuestra ciudad de Mar del Plata.

El tema que convoca en esta oportunidad es “La Reforma Luterana y el Advenimiento de la Modernidad”, a cargo del Pbro. Lic. Javier Bocci, quien continúa así el Curso “El Trigo y la Cizaña (cf. Mt 13, 24-30) – Un Sentido Teológico de la Historia” que dicta el Centro Pieper este año, bajo el lema: “Pasión por la Verdad”.

El Curso está dirigido a Jóvenes mayores de 16 años y Adultos en general, Profesionales, Docentes y Estudiantes Universitarios, Agentes de Pastoral, etc. Los interesados pueden inscribirse directamente quince minutos antes del inicio del Café Cultural. 

domingo, 10 de agosto de 2014

La Libertad según Romano Guardini - Gerardo Medina

La Libertad según Romano Guardini
Lic. Gerardo Medina



En memoria de nuestro querido Amigo y Maestro Gerardo Medina, 
al cumplirse el primer año de su partida a la Patria Celestial.



La libertad aparece en el discurso guardiniano ante todo como una realidad íntima que se hace evidente en la conciencia.
  
Si miramos con detenimiento la multiplicidad de cosas que son y se mueven en nuestro ser, desde nuestro ser hacia afuera, y desde fuera hasta nosotros, es posible hacer una primera observación: existe un mundo de movimientos y realidades que nos abarcan, que nos condicionan, que forman parte de nuestro ser. Son para nosotros absolutamente dados, venidos a nosotros, sin que los hallamos convocado. Podemos pensar en un paisaje, una ciudad, un cierto ambiente, etc. Afinando más la mirada, podemos percibir nuestra posición en la historia humana: ella viene y se nos presenta desde afuera, a modo de herencia y recibiéndonos en su seno, condicionándonos, desde ese conjunto llamado cultura, sin que podamos prevenir o calcular. Muy pocos hombres pueden llamarse “hacedores de la historia” y con todo, ellos también se hallaron como herederos de la misma.
  
Pensemos en nuestras propias funciones corporales y psíquicas, a las que podemos advertir con claridad como dadas y ejerciendo en nosotros una cierta determinación.
  
Pero, sin embargo en medio de toda esta multiforme realidad, se presentan a nuestra conciencia actos que brotan, desde lo más íntimo, no por fuerza de alguna ley sino simplemente porque queremos ejecutarlos. En ello somos y nos percibimos como autores de nuestro obrar. Esas acciones pertenecen a cada uno y en ellas cada uno se pertenece a sí mismo. Esta percepción hace que cuando el hombre madura se descubra encomendado a su libertad; sabe que sólo él puede responder de sí mismo y siente su existencia como una misión.
  
Pero demos un paso más. ¿En qué consiste esta serie de actos que llamamos libertad? Podemos observar dos aspectos que se dan simultáneamente y constituyen ese único fenómeno vital del acto libre: por un lado la libertad aparece como una opción entre diversos. Se da cuando “yo cobro conciencia de las diversas posibilidades del obrar; las examino, las sopeso; y luego me decido por una de ellas. El carácter de libertad consiste en que entre las diversas posibilidades, yo elijo la que quiero” [1]. 
  
Esto es llamado por Guardini la elección libre o libertad de arbitrio y es comúnmente invocada por los hombres. Por otro lado la libertad se nos manifiesta como expresión libre del ser íntimo. También este aspecto es reclamado vulgarmente mediante las expresiones “quiero ser yo mismo”, “quiero ser auténtico”, “quiero manifestarme tal como soy”... Esto encierra mucho de verdad, aunque por lo común no se comprende bien todo lo que implica. Es la libertad experimentada como manifestación de la esencia. El autor se está refiriendo a la necesidad de consonancia entre la acción y el propio ser; cuando el que actúa dice “yo no puedo obrar de otra manera que así, aquí soy completamente yo mismo”. Porque “ser libre significa que el hombre vive a partir de su núcleo central pero no dominándose por medio de artificios sino en forma naturalmente espontánea” [2]. Ambos polos subjetivos se requieren para garantizar la autenticidad del acto libre.
  

viernes, 6 de junio de 2014

¿Quién dijo que "la Iglesia no debe meterse en Política"? - Adolfo J. Castañeda

¿Quién dijo que "la Iglesia no debe meterse en Política"?
Adolfo J. Castañeda


Director de Educación e Investigación para el Mundo Hispano
Vida Humana Internacional (Human Life International)


En la actualidad, observamos la pretensión por parte de ciertos gobiernos, ideólogos secularistas y grupos de presión, de desacreditar cualquier intento de la Iglesia Católica y otras confesiones cristianas por incidir en la vida pública. Para justificar su postura, estos gobiernos, ideólogos, grupos y hasta algunos católicos, enarbolan el argumento de que "la Iglesia no debe meterse en política" o de que hay que respetar "la separación entre la Iglesia y el Estado". En el fondo, la pretensión de estas personas es avanzar [con] un concepto totalmente secularista del Estado y la sociedad, para reducir al silencio a la Iglesia y a los cristianos en cuanto a la esfera pública. Según su concepto individualista y privatista de la religión, quieren una Iglesia "domesticada", confinando su libertad religiosa al culto dentro de los templos y de las casas.

Implícita o explícitamente, los secularistas y hasta algunos católicos, para justificar sus pretensiones, se refieren al pasaje de Mateo 22, 21, en el cual Cristo enseña: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Para los que desde fuera de la Iglesia quieren imponerle su agenda laicista a los católicos y demás cristianos, este pasaje, según su interpretación sesgada, constituye la "justificación" bíblica perfecta de una separación total entre la Iglesia y el Estado. En realidad, lo que quieren los que así piensan es que el Estado y ellos mismos hagan lo que les dé la gana, sin que la Iglesia y sus miembros puedan decir ni hacer nada. Para algunos católicos, la interpretación de este pasaje no llega tan lejos, pero sí lo suficiente como para justificar el votar por quién les dé la gana, aún por candidatos proaborto, sin tomar en cuenta lo que la Iglesia enseña al respecto.

Esta interpretación de Mateo 22, 21 es completamente errónea y se estrella estrepitosamente contra lo que la Iglesia Católica misma enseña sobre este pasaje. Veamos qué nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica sobre esta afirmación de Cristo. "El rechazo de la obediencia a las autoridades civiles, cuando sus exigencias son contrarias a las de la recta conciencia, tiene su justificación en la distinción entre el servicio de Dios y el servicio de la comunidad política. 'Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios' " [1]. Observemos que la interpretación que le da la Iglesia a este emblemático pasaje -la única vez que es citado en todo el texto doctrinal- ocurre en el contexto de los límites de la autoridad civil. En otras palabras, la doctrina de Cristo va más bien encaminada a proteger el derecho y el deber que tienen los creyentes hacia Dios ante las pretensiones del Estado, y no a confinar a dichos creyentes a ciertas actividades religiosas realizadas en privado.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Sobre el Dilema de una Filosofía no Cristiana - Josef Pieper

Sobre el Dilema de una Filosofía no Cristiana
Josef Pieper


Münster (Westfalia)


Sabido es que las discusiones sobre el carácter problemático y hasta contradictorio e ilógico, del concepto de una “filosofía cristiana” están muy en boga. ¿Cómo puede uno razonar de aquel modo que llamamos el filosófico, una vez que haya aceptado con fe una determinada interpretación (a saber: la teológica), del mundo y de la existencia humana?

Allí nos enfrentamos, en efecto a un problema que no se puede tratar a la ligera. Aunque no sea éste el asunto que nos ocupa ahora, quisiera interesar al lector en los problemas que surgen a raíz de una filosofía no cristiana. Conste de entrada, que no me refiero a ciertos problemas intrínsecos (como el de la inmortalidad, de la obligación moral, etc.) de solución difícil para una filosofía no cristiana, sino a la cuestión, hasta diría al dilema que se halla precisamente implicado en la concepción misma de una filosofía no cristiana, vale decir en una acepción de la filosofía que prevalece desde hace varios siglos.

Acá hacen falta dos observaciones explicativas, mejor dicho: dos restricciones. Primero que esta tesis del dilema de una filosofía no cristiana está relacionada exclusivamente con la órbita de la civilización occidental, quedando fuera de mis consideraciones aquellas partes de la India y de China, que aún no han sido impregnadas de la civilización occidental. Segundo, que entiendo por filosofía el ideario de los grandes iniciadores de la filosofía occidental, como, por ejemplo, Pitágoras, Platón y Aristóteles. Aunque en el fondo esto no signifique otra cosa que tomar al pie de la letra el sentido corriente de la expresión, surgen de esta reflexión consecuencias de gran importancia. Cierto es que a nadie se puede impedir imaginarse que la “Filosofía” sea algo completamente estrambótico y “original”, pero quien así piensa no podrá menos de tolerar que se lo interprete como si se refiriese a lo que la palabra “Filosofía” significaba en los tiempos de su origen. En efecto, creo que Bertrand Russell, quien habla en un tratado intitulado History of Western Philosophy tanto de Platón como de John Dewey, presupone, por lo menos, tal grado de concordancia entre la “Enseñanza de las Ideas” platónicas y el “Instrumentalismo” de John Dewey, que ambas concepciones puedan pretender con razón que se las reúna bajo el denominador común de la Filosofía.

El concepto “Filosofía”, empero, ha sido definido por primera vez en la tradición occidental por Pitágoras, Platón y Aristóteles. Y esta su definición ha sido confirmada unánimemente al menos hasta la postrimería del medioevo, i, e. durante aproximadamente dos mil años. Por supuesto es imposible interpretar en este espacio el antiguo concepto de filosofía en toda su extensión, pero dos elementos importantes han de ser dilucidados en estas líneas.

martes, 20 de agosto de 2013

Benedicto XVI elogia a su maestro Romano Guardini

Benedicto XVI elogia a su maestro Romano Guardini


Ofrecemos a continuación el texto del discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió el viernes 29 de Octubre del 2010 -en alemán- a los miembros de la Fundación "Romano Guardini" de Berlín, presentes en Roma con motivo de un Congreso dedicado a la memoria de este gran teólogo, que fue maestro del propio Joseph Ratzinger.


Excelencias,
Ilustrísimo Señor Presidente Profesor von Pufendorf,
Ilustres Señoras y Señores,
Queridos amigos,

Es para mi una alegría poder daros la bienvenida aquí, en el Palacio Apostólico, a todos vosotros venidos a Roma con ocasión del Congreso de la Fundación Guardini sobre el tema "Herencia espiritual e intelectual de Romano Guardini". En particular, le agradezco, querido profesor von Pufendorf, por las cordiales palabras que me ha dirigido al inicio de este encuentro, en las cuales ha expresado toda la "lucha" actual, que nos une a Guardini y, al mismo tiempo, nos exige llevar adelante la obra de su vida.

En el discurso de agradecimiento con ocasión de la celebración de su 80 cumpleaños, en febrero de 1965 en la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich, Guardini describe la tarea de su vida, como él la entendía, como un modo "de interrogarse, en un continuo intercambio espiritual, qué significa una Weltanschauung [*] cristiana" (Stationen und Rückblicke, S. 41). La visión, esta mirada conjunta sobre el mundo, fue para Guardini no una mirada desde el exterior como de un mero objeto de investigación. Él no pretendía tampoco la perspectiva de la historia del espíritu, que examina y pondera cuanto otros han dicho o escrito sobre la forma religiosa de una época. Todos estos puntos de vista eran insuficientes según Guardini. En los apuntes sobre su vida, él afirmaba: "Lo que inmediatamente me interesaba no era la cuestión de lo que alguien dijera sobre la verdad cristiana, sino de qué es lo verdadero" (Berichte über mein Leben, S. 24). Y era este planteamiento de su enseñanza lo que nos impresionó a nosotros los jóvenes, porque nosotros no queríamos conocer un "espectáculo pirotécnico" de las opiniones existentes dentro o fuera de la Cristiandad: nosotros queríamos conocer lo que es. Y allí estaba uno que sin temor y, al mismo tiempo, con toda la seriedad del pensamiento crítico, planteaba esta cuestión y nos ayudaba a pensar juntos. Guardini no quería saber una o muchas cosas, él aspiraba a la verdad de Dios y a la verdad sobre el hombre. El instrumento para acercarse a esta verdad era para él la Weltanschauung -como se la llamaba en aquel tiempo- que se realiza en un intercambio vivo con el mundo y con los hombres. Lo específico cristiano consiste en el hecho de que el hombre se sabe en una relación con Dios que lo precede y a la cual no puede sustraerse. No es nuestro pensar el principio que establece la medida de las cosas, sino Dios que supera nuestra medida y que no puede ser reducido a entidad alguna creada por nosotros. Dios se revela a sí mismo como la verdad, pero esta no es abstracta, sino al contrario, se encuentra en lo concreto-viviente, en fin, en la forma de Jesucristo. Quien sin embargo quiere ver a Jesús, la verdad, debe "invertir la marcha", debe salir de la autonomía del pensamiento arbitrario hacia la disposición a la escucha, que acoge lo que es. Y este camino hacia atrás, que él llevó a cabo en su conversión, plasmó todo su pensamiento y toda su vida como un continuo salir de la autonomía hacia la escucha, hacia el recibir. Con todo incluso en una relación auténtica con Dios, el hombre no siempre comprende lo que Dios dice. Necesita un correctivo, y este consiste en el intercambio con los demás, que en la Iglesia viviente de todo tiempo ha encontrado su forma confiable, que une a todos unos con otros.

Guardini era un hombre de diálogo. Sus obras surgieron, casi sin excepción, de un coloquio, al menos interior. Las lecciones del profesor de filosofía de la religión y de Weltanschauung cristiana en la Universidad de Berlín en los años 20 representaban sobre todo encuentros con personalidades de la historia del pensamiento. Guardini leía las obras de estos autores, les escuchaba, aprendía de cómo ellos veían el mundo y entraba en diálogo con ellos, para desarrollar, en diálogo con ellos, lo que él, en cuanto que pensador católico, tenía que decir a su pensamiento. Esta costumbre él la continuó en Munich, y era también la peculiaridad del estilo de sus lecciones, el hecho de que él estuviese en diálogo con los Pensadores. Su palabra clave era: "Mirad..." porque quería guiarnos a "ver" y él mismo estaba en un diálogo común interior con los oyentes. Esta era la novedad respecto a la retórica de los viejos tiempos: que él no buscase de hecho ninguna retórica, sino que hablase de modo totalmente sencillo con nosotros y, al mismo tiempo, hablase con la verdad y nos indujese al diálogo con la verdad. Y este es un amplio espectro de "diálogos" con autores como Sócrates, San Agustín o Pascal, con Dante, Hölderlin, Mörike, Rilke y Dostojevski. Él veía en ellos mediadores vivientes, que descubren en una palabra del pasado el presente, permitiendo verlo y vivirlo de una forma nueva. Estos nos dan una fuerza que puede conducirnos de nuevo a nosotros mismos.

miércoles, 10 de julio de 2013

"Examen Crítico del Liberalismo" de Alberto Caturelli [Video] - Cristian Rodríguez Iglesias

"Examen Crítico del Liberalismo" de Alberto Caturelli
[Video]
Prof. Cristian Rodríguez Iglesias


El cuarto «Studium» 2012 -Estudio Comunitario- del Centro Pieper se realizó el martes 03 de Julio en Mar del Plata, en cuya oportunidad se presentó el libro: "Examen Crítico del Liberalismo como Concepción del Mundo" de Alberto Caturelli, a cargo del Prof. Cristian Rodríguez Iglesias.

A continuación puede acceder al video de este encuentro.

domingo, 1 de julio de 2012

“Examen Crítico del Liberalismo como Concepción del Mundo” de Alberto Caturelli - Gerardo Medina

“Examen Crítico del Liberalismo como Concepción del Mundo” de Alberto Caturelli
Lic. Gerardo Medina


Estimados:

Los invitamos a participar del cuarto Studium –Estudio Comunitario– del Centro Pieper, a realizarse el próximo martes 3 de Julio a partir de las 18.30 hs. en la Sala “Santo Tomás” del Centro Educativo FASTA, sito en Gascón 3145, de nuestra ciudad de Mar del Plata.

El tema que convoca en esta oportunidad es “Examen Crítico del Liberalismo como Concepción del Mundo” de Alberto Caturelli, libro que será presentado por el Lic. Gerardo Medina, continuando así el Estudio Comunitario con Mesa de Libros, Documentos y Autores que coordina el Centro Pieper bajo el lema: “Pasión por la verdad”.

Sinopsis del Libro. Este libro de Alberto Caturelli no es un ensayo histórico aunque lo suponga conocido, sino un estudio teórico-crítico de la concepción liberal de la realidad y del hombre que ha impregnado el mundo en los últimos tres siglos.

Como lo muestra el autor, el liberalismo no es sólo un sistema político, una economía o una filosofía de la historia, sino una concepción totalizadora de lo real caracterizada por la autosuficiencia del hombre y de su mundo.

sábado, 29 de octubre de 2011

“La Nueva Imagen del Mundo y del Hombre” según Romano Guardini

“La Nueva Imagen del Mundo y del Hombre” según Romano Guardini
Estudio Comunitario con Mesa de Libros, Documentos y Autores


Estimados:

Los invitamos a participar del cuarto Studium –Estudio Comunitario– del Centro Pieper, a realizarse el próximo martes 01 de Noviembre a partir de las 18.30 hs. en el Centro Educativo FASTA, sito en Gascón 3145, de nuestra ciudad de Mar del Plata.

El tema que convoca en esta oportunidad es “La Nueva Imagen del Mundo y del Hombre según Romano Guardini”, continuando así el Estudio Comunitario con Mesa de Libros, Documentos y Autores para este segundo semestre del año y que coordina el Centro Pieper bajo el lema: “Pasión por la verdad”.

martes, 26 de julio de 2011

«Studium» 2011 sobre “El Poder” de Romano Guardini - Centro Pieper

«Studium» 2011 sobre “El Poder” de Romano Guardini
Centro Pieper


Estudio Comunitario con Mesa de Libros, Documentos y Autores


Estos encuentros, dedicados a estudiar el libro de Romano Guardini "El Poder", se realizan el primer Martes de cada mes, a las 18.30 hs. desde Agosto a Diciembre del 2011. El lugar de reunión es el Centro Educativo FASTA, Gascón 3145, de la ciudad de Mar del Plata.


Texto Libro: “El Poder” de Romano Guardini

Programa

1.- “La esencia del poder” (2 de Agosto)
2.- “El concepto teológico del poder” (6 de Septiembre)
3.- “El desarrollo del poder” (4 de Octubre)
4.- “La nueva imagen del mundo y del hombre” (1 de Noviembre)
5.- “Posibilidades de acción” (6 de Diciembre)

martes, 18 de enero de 2011

«Experiencia» - Josef Pieper

«Experiencia»
Josef Pieper


La frase relativamente agresiva (y de seguro formulada con esa intención) «no hay otro camino que el de la experiencia para conocer íntimamente las cosas» puede entenderse en un sentido por completo aceptable. En todo caso, no tiene objeto ni merece la pena obstinarse en defender el carácter «filosófico» de las múltiples formas ensayísticas o sistematizadoras de un pensamiento meramente especulativo-constructivo.

Por otra parte, es un error mucho más frecuente de lo que se cree el considerar esa frase acerca de la experiencia como frase experimental, o sea nacida a su vez de la experiencia. Esto aparece claro en seguida, si no a primera vista. Quien la sostiene como verdad admite por ello mismo que nuestras convicciones básicas se apoyan necesariamente -y con entera legitimidad- en algo más que la experiencia, aunque también, por supuesto, en esta última.

¿Qué significa «experiencia»? Me atrevo a sugerir la siguiente respuesta provisional: Experiencia es conocimiento en razón de un contacto directo con la realidad. Este contacto se da -casi nadie lo pone ya en duda- no sólo (aunque sí principalmente) en la percepción sensorial, donde, como se dice en el primer párrafo de la Crítica de la razón pura, los objetos realmente «tocan nuestros sentidos». En efecto, «experimentamos» algo no sólo cuando nuestra mano palpa lo tangible o nuestros ojos ven lo manifiesto. Todo el hombre corporal es el reflector infinitamente diferenciado y sensible de ese contacto con la realidad y, como tal, un único órgano de posible experiencia.

martes, 9 de febrero de 2010

Comunicación de la Realidad - Josef Pieper

Comunicación de la Realidad
Josef Pieper


Según los datos de la teología, la substancia dogmática de la fe cristiana puede compendiarse en dos palabras: «Trinidad» y «Encarnación». Es el «Doctor Común» de la cristiandad quien dice que todo el contenido del dogma cristiano se reduce a la doctrina del Dios Uno en tres Personas y a la participación del hombre en la vida divina, participación ejemplarmente realizada en Cristo.

Ahora bien, se da el caso de que la realidad enunciada en ese contenido de la revelación -en el fondo indiviso- se identifica con el acto mismo de enunciarla y con la persona del enunciante. Tal cosa apenas es posible en el mundo; y decimos «apenas» pensando en la excepción probablemente única de un ser humano que, dirigiéndose a otro, le declara: «Te amo». Tampoco el sentido principal de esta declaración es poner en conocimiento de otra persona un hecho objetivo, separable del declarante; trátase más bien de un auto-testimonio, y lo así testimoniado se realiza precisa y singularmente en el acto expreso de testimoniarlo. De ahí que el interlocutor, por su parte, sea incapaz de descubrir la inclinación amorosa de su congénere de otro modo que asumiendo lo que oye de sus labios. Cierto que ese amor puede también «acontecerle» sin más, como a un niño pequeño, pero sólo «se entera» de él, lo experimenta, por cuanto lo aprehende y lo «cree» al serle atestiguado en forma verbal; sólo así lo recibe y se le hace presente de veras.

sábado, 28 de febrero de 2009

Sobre la Dificultad de Creer Hoy - Josef Pieper

Sobre la Dificultad de Creer Hoy
Josef Pieper


Lo complicado de toda discusión sobre argumentos y contraargumentos en el terreno de la fe se explica porque la fe, estrictamente considerada, no se apoya en argumentos, al menos en formulables argumentos objetivos, ni tampoco, por consiguiente, puede ser inquietada por tales argumentos. Naturalmente es éste un modo un tanto equívoco de expresarse; pero la cuestión es, precisamente, complicada en grado extremo. De una parte, la fe no acontece, cuando versa sobre correcto objeto, así porque sí: eso es evidente. De otra parte, decidirse a creer no es simplemente consecuencia de una argumentación. Jamás se ve uno forzado a creer algo así como en razón de las leyes de la lógica. Dada su naturaleza, la fe no es justamente competente consecuencia de premisas. Si yo hago una cuenta, no puedo hacer otra cosa, de buenas a primeras, que reconocer el resultado; sencillamente, ni puedo, ni me sale oponer resistencia al conocimiento verdadero que allí se me muestra. Pero al creyente no se le muestra precisamente el hecho aceptado al creer; no está forzado en modo alguno por la verdad. Allí se da más bien la credibilidad de otro: precisamente de aquel que me asegura haberse producido lo que él dice. Es cierto que esa credibilidad puede comprobarse hasta cierto punto. De todas formas, pueden darse tantas razones en favor de la credibilidad de un testigo que sería imprudente y, por lo demás, quizá incluso incorrecto no creerle. Y sin embargo, no he de hacer eso, no he de creerle sólo por eso. Entre la clara y consecuente intuición de la credibilidad de un hombre, de una parte, y la confianza y fe que realmente le muestro, de otra, se da un acto voluntario, totalmente libre, al que nada ni nadie me pueden forzar, como tampoco se me puede imponer el que ame a una persona, por muy convincente y concluyentemente que se me haya puesto ante los ojos la conveniencia de amarla. Se puede admitir «de mala gana» que algo es así o ha ocurrido así, pero ni se puede amar de mala gana ni tampoco creer. Esto se encuentra ya en San Agustín en su comentario al Evangelio de San Juan: nemo credit nisi volens, nadie cree sino voluntariamente. Dado, por tanto, que la fe, por naturaleza, reposa en la libertad y surge de la libertad, es —como por lo demás lo es también el, nada religioso, dar crédito a otro en la ordinaria convivencia— un fenómeno indescifrable en un sentido específico, algo emparentado y vecino al menos del misterio.

Justamente eso hace comprensible, o al menos más comprensible, por qué se presenta una dificultad especial al hablar de motivos, de argumentos en relación a creer, como también en relación a no creer. En toda creencia lo decisivo no es el hecho, que se deja admitir e incluso rechazar más o menos convincentemente; lo decisivo es lo personal, el encuentro —se dice— entre la persona de un testigo que garantiza la verdad de un hecho con la persona del creyente, que, al aceptar el hecho, confía en la persona del garante. Eso no tiene nada que ver, en modo alguno, con «irracionalismo». Se trata en verdad de que una persona y sus cualidades —su credibilidad— son accesibles y captables por nuestro entendimiento de un modo diverso a como lo es, por ejemplo, un hecho natural exactamente medible.

Sócrates dijo una vez de sí mismo ser capaz de reconocer inequívocamente quién le amaba. ¿En qué se puede reconocer esto? Nadie, ni siquiera Sócrates, ha sido capaz de dar a esa cuestión una respuesta resultante de una demostración racional. Y, sin embargo Sócrates mantendría que no se trata en modo alguno de un sentimiento meramente subjetivo, de una impresión irracional, sino de un conocimiento objetivamente verdadero, logrado en el encuentro con la realidad. ¿Cómo se pueden aducir razones, o atenerse a razones que pueden aparecer plausibles a otro o incluso a cualquiera? Muy presumiblemente, al producirse el acto de fe —la fe es, ante todo, tanto como creer a alguien—, puede haber muchos modos imprevisibles de cerciorarse que significan algo para ese determinado individuo, pero que no dicen nada a un tercero. Por eso es totalmente comprensible, aunque se olvide continuamente, que la decisión de creer se localiza naturalmente en la historia personal del mismo creyente. A uno, mientras contempla la catedral de Rouen, se le depara de pronto la certeza de que la «plenitud» tiene que ser el signo de la revelación de Dios, mientras que a otra persona, como Simone Weil relata de sí misma, acepta la verdad de Cristo al ver resplandecer, conmovida, la proximidad de Cristo en el rostro de un comulgante. ¿Quién quiere ponerse a juzgar el peso, la validez de tales razones? Esto, pienso, ha de ponerse en claro antes de pasar a hablar —por lo demás, ahora mismo— de argumentos formulables, lo que naturalmente es razonablemente posible, o, como aquí va a ser más bien el caso, de contraargumentos de objeciones, de dificultades.

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