La Sobrenaturalidad del Fin Último del Hombre
Lic. Gerardo Medina
En memoria de nuestro querido Amigo y Maestro Gerardo Medina,
al cumplirse el primer mes de su partida a la Patria Celestial.
Introducción
Uno de los grandes polos de atracción que comparten la filosofía y la teología es el tema del fin último del hombre. ¿Qué buscamos en todo cuanto hacemos? ¿A dónde va a parar todo el trajín de nuestra vida? ¿Es la vida una sumatoria de momentos sin unidad, sin hilación, sin destino? ¿Qué hay tras el horizonte de la muerte? ¿Desaparición, reencarnación, panteísmo, eterno retorno, encuentro con Dios? ¿Fatalismo, libertad, Salvación? Desfilan las múltiples respuestas. Todas tienden a lo mismo, pero son a la vez diversas.
El teólogo contempla en la Revelación la promesa de un Reino de los Cielos, preparado desde siempre por Dios para morada eterna del hombre junto a Él, en la Luz infinita de su Rostro, en la unión del amor inconmensurable y definitivo. Esta promesa recibe en Cristo su plenitud: ese fin es el término de un camino de salvación al que el hombre debe acogerse por la Fe en Jesucristo y una vida fundada sobre el don de la Gracia y el ejercicio de las virtudes cristianas. En el horizonte está el misterio de la Santísima Trinidad a quien se unirá el hombre por medio de Cristo.
Por otro lado es cierto también que los filósofos se han orientado a lo absoluto como fin del hombre. Algunos terminan negando la posibilidad de alcanzarlo; otros lo consideran una empresa posible (aún los que proclaman una reabsorción panteísta). No cabe duda de que algunos de ellos están viendo el fin del hombre como una unión con Dios que supera todo lo que aquí conocemos y que es muy deseable, como un llamado inevitable del fondo espiritual humano.
En Santo Tomás, la síntesis entre el dato revelado y la metafísica es permanente y sumamente fecunda. Se trata de una especulación sintética en la que es menester advertir distinciones sin perder la unidad de perspectiva. En esta síntesis la teología toma de la filosofía términos y conceptos elaborados con lo mejor del intelecto humano al tiempo que la obliga a perfeccionarse y le sugiere el misterio como atmósfera fecunda del filosofar.
Situamos el estudio del fin último del hombre en esta perspectiva doble y única a la vez.