
Dra. Elena Calderón de Cuervo
Facultad de Filosofía y Letras – Universidad Nacional de Cuyo
[Reproducimos este artículo en el Blog del Centro Pieper
con expresa autorización de su Autora, la Dra. Calderón]
[Centro Pieper] En rigor, toda literatura está comprometida con el desarrollo espiritual del hombre, y al punto tal que no solo lo refleja sino que, en gran medida, lo promueve. En este sentido, ese espacio de la literatura que designamos como “infantil” o “juvenil” está, más que las otras, comprometido con el mejoramiento del ser humano ya que lo aborda en el momento preciso de la elaboración de su código de valores y de su cosmovisión definitiva. Este trabajo se propone, entonces, abordar desde una perspectiva hermenéutica, el origen de los llamados “cuentos de hadas” o “cuentos con hadas”, su posterior derivación a la literatura infantil con el objeto de analizar la actual reformulación de sus aspectos simbólicos e icónicos dentro de un marco de reflexión que remite a los principios teóricos del psicoanálisis y de la psicología profunda.
Por otra parte, cuando se estudia un poema como el Cántico espiritual de San Juan de la Cruz, lo primero que se advierte es que no se trata de un fruto aislado sino de un eslabón más de una larga cadena de tradición poética que, hundiendo sus raíces en el Cantar de los Cantares, se entretiene en la sencillez del romancero español, adopta la austeridad y la doctrina del ascetismo de un Fray Luis de León para culminar en la perfección de los acordes místicos de nuestro santo carmelita.
Es, entonces, que a través de una larga cadena de acarreo poético el Cántico... va construyendo la plenitud de su sentido y proponiendo, al mismo tiempo, sus cambios. Estos cambios no pueden ser muy violentos porque “ofenderían” a la recepción y perderían su atención cuando no simplemente su respeto. Porque lo primero que capta el que escucha o lee es lo que conoce para luego descubrir entre esos viejos acordes familiares la nota nueva y original.