martes, 20 de junio de 2023

San Alberto Magno, «Doctor Universalis» - Claudio Mayeregger

San Alberto Magno, «Doctor Universalis»
Prof. Claudio Mayeregger


Cuarta Conferencia del XVII Curso Anual 2023 del Centro Pieper titulado «Aproximación a los Doctores de la Iglesia».


[Centro Pieper] El Centro de Humanidades Josef Pieper de Mar del Plata (Argentina), tiene el agrado de invitarlos a participar de la transmisión de la Conferencia del Prof. Claudio Mayeregger titulada “San Alberto Magno, «Doctor Universalis»”. 

Esta Conferencia se transmitirá en vivo el próximo viernes 23 de Junio a partir de las 18:30hs de Argentina. 

Podrá ser vista gratuitamente por el Canal de YouTube del Centro Pieper en el siguiente enlace:


O a través de la pantalla que se encuentra a continuación:


¿Te la vas a perder?


San Alberto Magno nació en el Castillo de Lauingen, Baviera (Alemania), a orillas del Danubio, en 1206. 
A los 16 años se trasladó a Padua para cursar sus estudios universitarios. Fue allí donde conoció al superior general de los dominicos, el Beato Jordán de Sajonia -sucesor de Santo Domingo de Guzmán-, que lo encauzó hacia la vida religiosa. En el año 1229 vistió el hábito de los frailes predicadores. 
En aquel tiempo París era el centro intelectual de Europa occidental, y Alberto pasó ahí algunos años como maestro subordinado, hasta que obtuvo el grado de profesor.  La concurrencia de estudiantes a sus famosas clases fue tan grande que debió enseñar en la plaza pública, la cual, aunque pocos lo saben, lleva su nombre. Se trata de la Plaza Maubert, nombre que viene de “Magnus Albert”.
Elegido superior provincial de Alemania, abandonó la cátedra de París y estuvo constantemente presente en las comunidades que gobernaba, recorriendo a pie la región, mendigando por el camino el alimento y el hospedaje para la noche: era una buena práctica para aumentar la virtud de la humildad. 
En 1248, los dominicos determinaron abrir una nueva Universidad (“studia generalia”) en Colonia y nombraron rector a San Alberto. Desde entonces hasta 1252, tuvo entre sus más distinguidos discípulos a un joven fraile llamado Tomás de Aquino. 
Su vida reúne múltiples facetas: fue científico y filósofo, fraile dominico y místico, obispo de Ratisbona y teólogo personal del Papa. Predicó una Cruzada. Verdadero modelo de científico creyente, enseñó de palabra y con sus escritos las disciplinas filosóficas y divinas, uniendo maravillosamente la sabiduría de los santos con la ciencias humanas y naturales. Es considerado también uno de los más grandes genios de Occidente y un santo de talla universal, de ahí el apelativo de Magno, que tan solo él ha merecido en el campo del conocimiento.
Murió en Colonia el 15 de noviembre de 1280. Fue beatificado en el año 1622 por el Papa Gregorio XV y fue canonizado y nombrado “Doctor de la Iglesia” en el año 1931 por el Papa Pío XI. El Papa Pío XII lo nombró Patrono de los que cultivan las ciencias naturales. 
 

lunes, 19 de junio de 2023

Catequesis sobre San Alberto Magno - Benedicto XVI

Catequesis sobre San Alberto Magno
Benedicto XVI


Audiencia General correspondiente al Miércoles 24 de marzo de 2010 
[Nota del Centro Pieper: las “negritas” son nuestras]
 

Uno de los maestros más grandes de la teología medieval es san Alberto Magno. El título de “grande” (magnus), con el que pasó a la historia, indica la vastedad y la profundidad de su doctrina, que unió a la santidad de vida. Ya sus contemporáneos no dudaban en atribuirle títulos excelentes; un discípulo suyo, Ulrico de Estrasburgo, lo definió “asombro y milagro de nuestra época”.

Nació en Alemania a principios del siglo XIII, y todavía muy joven se dirigió a Italia, a Padua, sede de una de las universidades más famosas del Medioevo. Se dedicó al estudio de las llamadas “artes liberales”: gramática, retórica, dialéctica, aritmética, geometría, astronomía y música, es decir, de la cultura general, manifestando el típico interés por las ciencias naturales que muy pronto se convertiría en el campo predilecto de su especialización. Durante su estancia en Padua, frecuentó la iglesia de los Dominicos, a los cuales después se unió con la profesión de los votos religiosos. Las fuentes hagiográficas dan a entender que Alberto maduró esta decisión gradualmente. La intensa relación con Dios, el ejemplo de santidad de los frailes dominicos, la escucha de los sermones del beato Jordán de Sajonia, sucesor de santo Domingo en el gobierno de la Orden de los Predicadores, fueron los factores decisivos que lo ayudaron a superar toda duda, venciendo también resistencias familiares. Con frecuencia, en los años de la juventud, Dios nos habla y nos indica el proyecto de nuestra vida. Como para Alberto, también para todos nosotros la oración personal alimentada por la Palabra del Señor, la participación frecuente en los sacramentos y la dirección espiritual de hombres iluminados son medios para descubrir y seguir la voz de Dios. Recibió el hábito religioso de manos del beato Jordán de Sajonia.

Después de la ordenación sacerdotal, sus superiores lo destinaron a la enseñanza en varios centros de estudios teológicos anexos a los conventos de los padres dominicos. Sus brillantes cualidades intelectuales le permitieron perfeccionar el estudio de la teología en la universidad más célebre de la época, la de París. Desde entonces san Alberto emprendió la extraordinaria actividad de escritor que prosiguió durante toda su vida.

lunes, 5 de junio de 2023

San Bernardo de Claraval, Abad y Doctor de la Iglesia - P. Santiago Cantera OSB

San Bernardo de Claraval, Abad y Doctor de la Iglesia
P. Santiago Cantera OSB


Tercera Conferencia del XVII Curso Anual 2023 del Centro Pieper titulado «Aproximación a los Doctores de la Iglesia».


[Centro Pieper] El Centro de Humanidades Josef Pieper de Mar del Plata (Argentina), tiene el agrado de invitarlos a participar de la transmisión de la Conferencia del P. Santiago Cantera (Monje Benedictino) titulada “San Bernardo de Claraval, Abad y Doctor de la Iglesia”

Esta Conferencia se transmitirá en vivo el próximo viernes 09 de Junio a partir de las 12:30hs de Argentina / 17:30hs de España. 

Podrá ser vista gratuitamente por el Canal de YouTube del Centro Pieper en el siguiente enlace:

O a través de la pantalla que se encuentra a continuación:


¿Te la vas a perder?

San Bernardo de Claraval nació en Fontaine, cerca de Dijón (Francia), en el año 1090. Sus padres pertenecían a la alta nobleza de Borgoña. Fue el tercero de una familia de siete hijos, seis de los cuáles eran varones.
Bernardo tenía un extraordinario carisma de atraer a todos hacia Cristo. Cuando decidió ingresar al Convento de Monjes Benedictinos llamado Císter, en el año 1112, se llevó con él a sus cuatro hermanos mayores. Un tiempo después, también su hermano menor se fue de religioso. Y a la muerte de su madre, entra también en el Monasterio su padre. Este es un singular caso en la historia, el de “la familia que se fue con Cristo”. Bernardo era un cazador de almas y de vocaciones. 
En el Convento del Císter demostró tales cualidades y santidad que fue enviado como superior a fundar un Monasterio. Eligió un sitio apartado en el bosque y le puso el nombre de Claraval. Su inmenso amor a Dios y a la Santísima Virgen María y su deseo de salvar almas lo llevaban a hacer penitencia, y también a orar y estudiar largas horas. Por eso, su palabra tenía un efecto fulminante sobre sus oyentes, que sentían inmediatamente un impulso fortísimo de volverse mejor. De ahí que lo llamaran “el doctor boca de miel” (Doctor Melífluo).
Fundó ciento sesenta y tres monasterios en diferentes partes de Europa y, por pedido del Papa, predicó una Cruzada. 
Murió en Claraval en el año 1153.
Fue canonizado por Alejandro III el 18 de enero de 1174. Y el papa Pío VIII le concedió el título de Doctor de la Iglesia.
Sus bellísimos Sermones son leídos hoy, después de varios siglos, con verdadera satisfacción y gran provecho.
 

sábado, 3 de junio de 2023

Catequesis sobre San Bernardo de Claraval - Benedicto XVI

Catequesis sobre San Bernardo de Claraval
Benedicto XVI


Audiencia General correspondiente al Miércoles 21 de octubre de 2009 [Nota del Centro Pieper: las “negritas” son nuestras].
 

Hoy quiero hablar sobre san Bernardo de Claraval, llamado el “último de los Padres” de la Iglesia, porque en el siglo XII, una vez más, renovó e hizo presente la gran teología de los Padres. No conocemos con detalles los años de su juventud, aunque sabemos que nació en el año 1090 en Fontaines, en Francia, en una familia numerosa y discretamente acomodada. De joven, se entregó al estudio de las llamadas artes liberales -especialmente de la gramática, la retórica y la dialéctica- en la escuela de los canónigos de la iglesia de Saint-Vorles, en Châtillon-sur-Seine, y maduró lentamente la decisión de entrar en la vida religiosa. Alrededor de los veinte años entró en el Císter, una fundación monástica nueva, más ágil respecto de los antiguos y venerables monasterios de entonces y, al mismo tiempo, más rigurosa en la práctica de los consejos evangélicos. Algunos años más tarde, en 1115, san Bernardo fue enviado por san Esteban Harding, tercer abad del Císter, a fundar el monasterio de Claraval (Clairvaux). Allí el joven abad, que tenía sólo 25 años, pudo afinar su propia concepción de la vida monástica, esforzándose por traducirla en la práctica. Mirando la disciplina de otros monasterios, san Bernardo reclamó con decisión la necesidad de una vida sobria y moderada, tanto en la mesa como en la indumentaria y en los edificios monásticos, recomendando la sustentación y la solicitud por los pobres. Entretanto la comunidad de Claraval crecía en número y multiplicaba sus fundaciones.

En esos mismos años, antes de 1130, san Bernardo inició una vasta correspondencia con muchas personas, tanto importantes como de modestas condiciones sociales. A las muchas Cartas de este período hay que añadir numerosos Sermones, así como Sentencias y Tratados. También a esta época se remonta la gran amistad de Bernardo con Guillermo, abad de Saint-Thierry, y con Guillermo de Champeaux, personalidades muy importantes del siglo XII. Desde 1130 en adelante empezó a ocuparse de no pocos y graves asuntos de la Santa Sede y de la Iglesia. Por este motivo tuvo que salir cada vez más a menudo de su monasterio, en ocasiones incluso fuera de Francia. Fundó también algunos monasterios femeninos, y fue protagonista de un notable epistolario con Pedro el Venerable, abad de Cluny, del que hablé el miércoles pasado. Dirigió principalmente sus escritos polémicos contra Abelardo, un gran pensador que inició una nueva forma de hacer teología, introduciendo sobre todo el método dialéctico-filosófico en la construcción del pensamiento teológico.

Otro frente contra el que san Bernardo luchó fue la herejía de los cátaros, que despreciaban la materia y el cuerpo humano, despreciando, en consecuencia, al Creador. Él, en cambio, sintió el deber de defender a los judíos, condenando los rebrotes de antisemitismo cada vez más generalizados. Por este último aspecto de su acción apostólica, algunas decenas de años más tarde, Ephraim, rabino de Bonn, rindió a san Bernardo un vibrante homenaje. En ese mismo periodo el santo abad escribió sus obras más famosas, como los celebérrimos Sermones sobre el Cantar de los cantares. En los últimos años de su vida -su muerte sobrevino en 1153- san Bernardo tuvo que reducir los viajes, aunque sin interrumpirlos del todo. Aprovechó para revisar definitivamente el conjunto de las Cartas, de los Sermones y de los Tratados. Es digno de mención un libro bastante particular, que terminó precisamente en este período, en 1145, cuando un alumno suyo, Bernardo Pignatelli, fue elegido Papa con el nombre de Eugenio III. En esta circunstancia, san Bernardo, en calidad de padre espiritual, escribió a este hijo espiritual suyo el texto De Consideratione, que contiene enseñanzas para poder ser un buen Papa. En este libro, que sigue siendo una lectura conveniente para los Papas de todos los tiempos, san Bernardo no sólo indica cómo ser un buen Papa, sino que también expresa una profunda visión del misterio de la Iglesia y del misterio de Cristo, que desemboca, al final, en la contemplación del misterio de Dios trino y uno: “Debería proseguir la búsqueda de este Dios, al que no se busca suficientemente -escribe el santo abad-, pero quizá se puede buscar mejor y encontrar más fácilmente con la oración que con la discusión. Pongamos, por tanto, aquí término al libro, pero no a la búsqueda” (XIV, 32: PL 182, 808), a estar en camino hacia Dios.


San Bernardo de Claraval, Doctor de la Iglesia


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