El Sínodo Alemán y el Rinoceronte Gris del Cisma
P. Jaime Mercant Simó
Este artículo, que presentamos a los lectores de nuestro Blog del Centro Pieper, fue escrito por el P. Mercant Simó en el mes de Noviembre de 2022. Pone luz a las cuestiones candentes del “Camino Sinodal Alemán” y viene muy bien releerlo en el contexto de sus conclusiones recientemente presentadas –en este mes de Marzo de 2023–, ya que significan un verdadero desafío a la Iglesia Católica en la medida que esta quiera permanecer fiel a su Divino Fundador. Además señala con precisión el punto central del problema: el abandono de la visión realista-escolástica por la visión nominalista-idealista de la filosofía introducida por Karl Rahner y su lamentable influjo en la teología. “Debemos ser previsores y prepararnos –señala aquí Mercant Simó– para afrontar una situación que, por su magnitud, sólo podremos analogar con los hechos acaecidos en la primera mitad del siglo XVI en el norte de Europa”.
[Infocatólica/CentroPieper] Contemplamos actualmente con estupor un espectáculo, dantesco, según mi impresión, protagonizado por la mayor parte de los obispos germanos, juntamente con sus teólogos, y por un gran número de los participantes activos del llamado Camino sinodal (Der Synodale Weg) alemán. Podríamos encontrar fácilmente las fuentes de este desorden eclesial en el espíritu de independencia protestante o en la mundanización y relajación de las costumbres, pero creo que también existe una razón muy profunda en el orden de las ideas, de índole metafísica [1].
Como bien sabemos, un principio fundamental de la metafísica escolástica es aquél que afirma que el obrar sigue al ser; operari sequitur esse. Dicho de otro modo, existe una dependencia metafísica fundamental de las acciones u operaciones de los entes respecto de su propio ser. La naturaleza de los entes es la misma esencia, considerada como principio de operación, y esta misma esencia es la que recibe el ser, acto y perfección (actus essendi), y, en definitiva, raíz fundamental de todo obrar ulterior. Sin embargo, en todo lo tocante al Sínodo alemán, deberíamos tener en cuenta que la teología del Rin contemporánea, que lo mueve e inspira, está contaminada por una serie de postulados antimetafísicos de corte idealista. El paladín por antonomasia de la nueva teología germana ha sido y sigue siendo, no tanto l'enfant terrible Hans Küng (1928-2021), como algunos podrían sospechar, sino, más bien, Karl Rahner (1904-1984). La teología trascendentalista del teólogo de Freiburg y de sus seguidores, que son legión, no plantea que el obrar siga al ser, sino, más bien, que el ser (sein) sigue al pensar (denken) o conocer (Erkennen), o, más exactamente, que ambos términos se identifican sic et simpliciter [2], olvidando que únicamente en Dios existe una identificación de su propio ser con su inteligir, como enseña el Angélico Doctor: «esse Dei est suum intelligere» [3].
Ésta es, según mi opinión, la raíz metafísico-teológica del espíritu del Sínodo alemán que, de forma inexorable, parece que corre con precipitación hacia el abismo del cisma, o sea, de la separación del cuerpo místico de Cristo. Por supuesto que los fautores de este delirium tremens van mucho más allá de la teología rahneriana, sin embargo, pienso que, en sus principios, se asientan sus propuestas y conclusiones, encontrando, pues, su degeneración en la inercia de las premisas que las fundamentan.