sábado, 1 de septiembre de 2012

Catolicismo y Masonería - P. Santiago Martín

Catolicismo y Masonería
P. Santiago Martín


Material de Lectura Complementaria para la Sexta Clase Magistral del Curso “Cultura y Contracultura en nuestro Tiempo


[I] ¿Qué es la Masonería?


La Masonería es una pseudo religión paralela e incompatible con el Cristianismo. Sus elementos religiosos incluyen: templos, altares, oraciones, un código moral, culto, vestimentas rituales, días festivos, la promesa de retribución después de la muerte, jerarquía, ritos de iniciación y ritos fúnebres. Así lo han declarado los Pontífices desde el inicio de ese grupo hasta nuestros días, llegando a lanzar la excomunión a los que pertenecieran a ella.



La Masonería tomó su nombre del antiguo gremio de los masones. Éstos eran los artesanos que trabajaban la piedra en la construcción de grandes obras. Con el declive de la construcción de las grandes Catedrales en Europa y la propagación del protestantismo, los gremios de masones comenzaron a decaer y para sobrevivir comenzaron a recibir miembros que no eran masones de oficio. Con el tiempo, estos últimos se hicieron mayoría y los gremios perdieron su propósito original. Pasaron a ser fraternidades con el fin de hacer contactos de negocios y discutir las nuevas ideas que se propagaban en Europa.

La fundación de la Masonería tiene lugar en 1717 con la unión en Londres de cuatro gremios para formar la Gran Logia Masónica como liga universal de la humanidad. De aquí pronto pasó a Francia donde se fundó “El Gran Oriente de Francia
 en 1736.

Los primeros Masones fueron protestantes ingleses. Se sentían “liberados
 de una Iglesia dogmática que exige asentimiento a verdades reveladas. Con la nueva libertad creció la fascinación por la especulación y el sincretismo. Tomaron como patrones a Adán y los patriarcas y se atribuyeron arbitrariamente las mayores construcciones de la antigüedad, entre ellas el Arca de Noé, la Torre de Babel, las Pirámides y el Templo de Salomón. 

Mezclaron las enseñanzas de las antiguas religiones y tomaron libremente elementos de los grupos ocultistas, como los rosacruces, los sacerdotes egipcios y las supersticiones paganas de Europa y del Oriente. El objetivo era crear una nueva “gnosis propia de personas ascendidas a un nivel superior. Como parte de su sincretismo, la Masonería no tiene reparo en incluir también a la Biblia, la cual ponen sobre su altar. Las logias pueden también recibir miembros de cualquier religión. Estos traen sus propios libros sagrados a los que se les da el mismo valor que a la Santa Biblia. En definitiva, todos ellos quedan relegados a un segundo plano.

La Masonería se propone como la nueva religión universal mientras que las Iglesias Cristianas son relegadas a la categoría de meras “sectas
. Al entender esto queda claro como Satanás fomenta la Masonería para luchar contra la verdadera religión universal (universal = Católica). La Masonería no solo explota la animosidad contra la Iglesia y el anticlericalismo sino que los fomenta e institucionaliza.

El corazón de la Masonería está en su simbolismo, su hermetismo, su mandato de ayuda mutua y sus ritos secretos. Las ceremonias, a menudo largas y complicadas, deben conocerse de memoria, y se realizan utilizando un léxico y una indumentaria particular. Los símbolos habituales de la masonería son muy numerosos, pero los más conocidos son el Compás y la Escuadra, la Plomada y el Nivel, el Martillo y el Cincel (recuerdos de su origen arquitectónico), la estrella de cinco puntas, las columnas, etc.

La Masonería niega que se trate de una doctrina y gustan autodefinirse como un sistema particular de moral enseñada bajo el velo de la alegoría mediante símbolos, o sea un método que permite el libre pensamiento y la libre discusión acerca de cualquier tema, excepto el método en sí, con tal de que se respete la opinión de la mayoría. Ésta teórica “tolerancia total” termina por traducirse en un “relativismo total, es decir: no existe nada (verdad, error, pecado, norma, ética, moral, etc) absoluto e inmutable. Más aún, tampoco interesan la verdad ni el bien moral en sí, lo realmente importante es su búsqueda. Por ello el Masón rechaza cualquier verdad dogmática o moral objetiva. En particular rechazan a la Iglesia Católica como paradigma del dogmatismo. Para los Masones aquel que intenta vivir una fe revelada es sencillamente un intolerante. No es de extrañar por tanto su anticlericalismo, su oposición a los Sacramentos Cristianos y su lucha por una educación laica.

La verdadera filosofía Masónica es el “humanismo secular, una ideología meramente humana proponente del racionalismo y el naturalismo. Según ella, la naturaleza está guiada por la razón que lleva por si sola a toda la verdad y, consecuentemente, a una utopía de libertad, igualdad y fraternidad. Este debía ser el novus ordo seculorum (un nuevo orden secular). La filosofía Masónica es precursora de la Revolución Francesa y aparece más tarde en la filosofía comunista. La Masonería no tiene lugar para el Dios de la Revelación. Dios aparece como un concepto y no como persona. Dios es el Gran Arquitecto que fundó la Masonería. El hombre se convierte en su propio dios, la misma seducción de la serpiente antigua: Coman y serán como dioses. De hecho, en 1887 la logia Masónica del Gran Oriente (de la que se inspira por lo general la Masonería en América Latina) formalmente eliminó la necesidad de que sus miembros crean en Dios o en la inmortalidad del alma. Los símbolos Cristianos de la cultura recibieron una interpretación secular.

Así, la Cruz pasó a ser un mero símbolo de la naturaleza sin mayor trascendencia. Las letras “INRIsobre la Cruz de Jesús, pasaron a significar Igne Natura Renovatur Integra (el fuego de la naturaleza lo renueva todo). Algunos Masones dicen creer en Jesucristo pero, si son consecuentes con la Masonería, no creen en Él según el sentido Cristiano que lo reconoce como Dios. Ellos lo consideran simplemente como el apóstol mayor de la humanidad por haber superado el fanatismo de los romanos y de los sacerdotes. Jesús es el Gran Maestro, pero, para no ofender a otras religiones, el nombre de Jesús quedó prohibido en la logia.

Los antiguos Masones guardaban celosamente los secretos de su arte. Con la nueva Masonería, el afán de secretismo aumentó y se le impuso estrictamente a los miembros en los ritos de iniciación. Los candidatos deben hacer juramentos de no revelar en absoluto los “secretos” de la Masonería so pena de auto-mutilación o de ser ejecutados. El Masón expresa el deseo de buscar “luz”. Entonces se le asegura que recibirá la luz de la instrucción espiritual que no pudo recibir en otra iglesia y que tendrá descanso eterno en la “logia celestial” si vive y muere según los principios Masónicos.

La Masonería tiene una extensa jerarquía compuesta por 33 grados. El Masón “Aprendiz” (primer grado) jura: “No revelaré ninguno de los secretos de la Masonería, bajo pena de que me corten el cuello”. El Masón “Compañero” (segundo grado) jura: “No revelaré jamás ninguno de los secretos de la Masonería a los que no son Masones, ni siquiera a los Aprendices, y esto bajo pena de que me arranquen el corazón y de que mi cuerpo sea arrojado a los cuervos”. Al llegar al trigésimo grado (llamado “Kadosh”), se debe pisar la tiara papal y la corona real, simbolizando el repudio a sus mayores enemigos, la Iglesia y la Monarquía. Entonces se jura liberar a la humanidad “de las ataduras del despotismo”. Cada Masón desconoce lo que enseñan y hacen en los grados superiores. Aquí está la gran ironía: Los Masones se consideran libres pensadores para opinar sin contar con la Biblia o la Iglesia y sin embargo están atados a la logia bajo las más severas amenazas. La influencia Masónica es poderosa tanto en la política como en los negocios. Cuando los Masones han tomado control de un gobierno, como en Francia en 1877 y en Portugal en 1910, han establecido leyes para restringir las actividades de la Iglesia.


[II] ¿Se puede ser Masón y Católico al mismo tiempo?

 

Continuamos en este capítulo con el tema de la Masonería y la prohibición que la Iglesia establece de pertenencia a ella. Pero para entender el porqué de esta prohibición hay que comprender no sólo el concepto de Dios que se infunde al Masón -visto en el capítulo pasado-, sino también las obligaciones que se le exigen. A continuación se exponen algunos de los Documentos Papales de condena, sobre todo la “Humanum Genus” de León XIII.


Un punto esencial de la adscripción a la Masonería es el de las obligaciones a que el Masón se compromete. Estas obligaciones fundamentales son tres:
- Guardar secreto de lo tratado en las reuniones.
- Trabajar intensamente en el perfeccionamiento interno que redundará en beneficio de los demás.
- Cumplir lo establecido en los estatutos.

Además, estas tres obligaciones se desglosan en multitud de obligaciones menores y tareas concretas: 
- Respetar y conocer todos los ritos y estatutos. 
- Participar en los ritos Masónicos, sustituyendo incluso las ceremonias civiles y religiosas, como el matrimonio, por las Masónicas. 
- Usar los símbolos propios de cada grado así como el “nombre simbólico” de cada individuo. 
- Llamar “hermano” a todos los Masones y tratarlos como a tales aún a riesgo de la propia vida y por encima de las leyes de cada nación. 
- Celebrar las grandes fiestas de la Masonería que coinciden con los solsticios. 
- Pagar las cuotas. 
- Realizar los llamados trabajos Masónicos, que pueden ser estudios o debates sobre cualquier tema. 
- Proyectar sobre el mundo profano o no Masónico el talante Masónico de tolerancia, hermandad, etc. 
- Promover la vuelta a la ecología y la protección de la naturaleza. 
- El rechazo a las drogas. 
- El racionalismo ético. 
- La promoción del estado aconfesional. 
- La oposición a la vivisección, la pena de muerte, el boxeo, la fiesta de toros, la caza, la pesca, etc. 
- Oposición a la financiación de la educación privada por parte del Estado y a la enseñanza de una religión concreta en la escuela. 
- Aceptación del control de la natalidad, el divorcio, la eutanasia, etc.

Como se ve, algunas de estas normas son perfectamente asumibles por los Católicos, mientras que otras van dirigidas contra la Moral Cristiana e incluso contra la propia estructura eclesial y su misión educadora y evangelizadora. Por todo ello, la Iglesia no tardó en pronunciarse en contra de la Masonería. Esta oposición se fundamenta en los siguientes puntos:

- Violación del primer Mandamiento. Los Masones tienen un concepto de la divinidad opuesto al de la Revelación judeo-cristiana. No aceptan al Dios personal ni tampoco a Dios Trino, único y verdadero. Su deidad es impersonal: el falso dios de la razón.

- Violación del segundo Mandamiento. El grave abuso de los juramentos. Formalmente invocan la deidad en sus ritos de iniciación para sujetar al hombre, bajo sanciones directas, a objetivos contrarios a la voluntad divina.

- Su rechazo a la Iglesia Católica, la cual intenta destruir (su objetivo de destruir la Iglesia está ampliamente documentado).

Los principales puntos de confrontación, tras el Vaticano II, son:
- El “Gran Arquitecto del Universo” es un concepto abstracto de Dios, no un Ser personal.
- La moral Masona no está ligada a ninguna creencia religiosa en particular; se trata de una moral subjetiva.
- La doble moral Masona que pregona la libertad absoluta pero exige juramentos iniciáticos e impone normas tremendamente estrictas a sus miembros.
- La autonomía de la razón Masona frente a la relación fe-razón de la Iglesia.
- El esoterismo y el sincretismo Masón que pretende nivelar todas las religiones dándole a Jesucristo el papel de gran maestro al mismo nivel que Buda, Mahoma, Zoroastro, etc. pero eliminando su divinidad.
- La ambigüedad Masona que implica que no es posible conocer la verdad, frente a la Revelación Cristiana.

Por todo ello, el 24 de abril, de 1738 (21 años después de la fundación oficial de la Masonería) Clemente XII escribió “In eminenti”, la primera Encíclica contra la Masonería. Desde entonces ha estado prohibido para los Católicos entrar en la Masonería. (Los ortodoxos y algunos grupos protestantes también han prohibido en diversas ocasiones la entrada de sus miembros en la Masonería).

Otros Documentos Papales -en total 371- que exponen el error de la Masonería fueron promulgados con posterioridad, según la Iglesia iba viendo necesario renovar la condena a esta institución y recordar a los Católicos la prohibición de pertenencia a la misma. Benedicto XIV lo hizo el 18 de mayo de 1751. Pío VII, con la “Ecclesiam a Jesu Christo”, el 13 de septiembre de 1821. León XII, con “Quo Graviora”, el 13 de marzo de 1825. Pío VIII, con “Traditi Humilitati”, el 24 mayo de 1829. Gregorio XVI, con la Encíclica “Mirari Vos” (una de las más importantes sobre el tema), el 15 de agosto de 1832. Pío IX, con la Encíclica “Qui Pluribus”, el 9 de noviembre de 1846. León XIII, con la Encíclica “Humanum Genus”, el 20 abril de 1884, quizá el principal Documento Pontificio sobre el tema. Este mismo Pontífice volvió a renovar la condena de la Masonería en 15 de octubre de 1890 con el documento “Dall´alto dell´Apostolico Seggio” y con la Encíclica “Inimica Vos” del 8 de diciembre de 1892.

En la “Humanum Genus”, León XIII afirma, entre otras cosas: “El fin de la Masonería es derrocar todo el orden religioso y político del mundo que ha producido la enseñanza Cristiana y sustituirlo por un nuevo orden de acuerdo a sus ideas”. “Sus ideas proceden de un mero ‘naturalismo’. La doctrina fundamental del naturalismo es que la naturaleza y la razón humana deben ser dueñas y guías de todo”. “La Masonería reclama ser la religión ‘natural’ del hombre. Por eso dice tener su origen en el comienzo de la historia”. “El concepto Masón de Dios es opuesto al de la Iglesia Católica. No aceptan de Dios sino un conocimiento puramente filosófico y natural” (Dios es entonces imagen del hombre. Por eso no tienen una clara distinción entre el espíritu inmortal del hombre y Dios). “Niegan que Dios haya enseñado algo. No aceptan los dogmas de la religión ni la verdad que no puede ser entendida por la inteligencia humana”. “Poco les importa los deberes para con Dios. Los pervierten con opiniones erradas y vagas”. “La Masonería promulga un sincretismo que mezcla desde los misterios de la cábala del antiguo oriente hasta las manipulaciones tecnológicas del modernismo occidental”. “Enseña que la Iglesia Católica es una secta. Su oposición a la Iglesia Católica antecede a la oposición de la Iglesia contra ella”. “De lo anterior se concluye que el Catolicismo y la Masonería son esencialmente opuestas. Si una desistiera de su oposición a la otra, dejaría de ser lo que es”.

La Encíclica hace una reflexión basada en las “dos ciudades” de San Agustín que representan dos reinos opuestos en guerra. En un lado Jesucristo, en el otro está Satanás. La fuerza detrás de la Masonería, causante de sus engaños y su odio a la verdad de Jesús no puede ser sino Satanás, el príncipe de la mentira.


[III] ¿Ha cambiado la Masonería en nuestros días?
¿Por qué es atractiva para algunas personas?


Terminamos con esta entrega las lecciones dedicadas a la posición de la Iglesia ante la Masonería. Ahora exponemos algunos de los principales pronunciamientos de la Jerarquía de la Iglesia, haciendo especial hincapié en los más recientes, habidos tras el Concilio Vaticano II. Por último, ofrecemos algunos de los motivos por los que es tan atractiva, sin olvidar que es el demonio quien está siempre detrás de todo lo que perjudica a la Iglesia.


El Código de Derecho Canónico del año 1917, condena la Masonería explícitamente: Canon 2335: “Las personas que entran en asociaciones de la secta Masónica o cualquier otra del mismo tipo que conspire contra la Iglesia y la autoridad civil legítima, contraen excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica”.

Pasado ya el Concilio Vaticano II, la Iglesia alemana inició una aproximación a la Masonería para ver si era posible establecer algún tipo de diálogo. Tras los contactos habidos, se produjo una declaración oficial, publicada en L`Osservatore Romano el 9 de julio de 1980: “Entre la Iglesia Católica y la Masonería se han mantenido conversaciones oficiales en los años 1974-1980 por encargo de la Conferencia Episcopal Alemana y de las grandes Logias reunidas. En el curso de aquellas se ha tratado de constatar si la Masonería ha experimentado cambios a lo largo del tiempo, tales que consientan a los Católicos de pertenecer a ella actualmente. Las conversaciones se han desarrollado en clima de cordialidad y con gran franqueza y objetividad. Se han estudiado los tres primeros estadios (grados) de pertenencia a la secta. Después de atento estudio de esos tres estadios primeros, la Iglesia Católica ha constatado que existen contrastes fundamentales e insuperables. En su esencia la Masonería no ha cambiado. La pertenencia a la Masonería pone en duda los fundamentos de la existencia de Cristo; el examen minucioso de los rituales Masónicos y de las afirmaciones fundamentales, como también la constatación objetiva de que hoy no ha sufrido ningún cambio la Masonería, lleva a esta conclusión obvia: No es compatible la pertenencia a la Iglesia Católica y al mismo tiempo a la Masonería”.

La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, el 17 de febrero, de 1981, promulgó una clarificación sobre el estado de los Católicos que se asocian a la Masonería en la que se reafirma la posición tradicional de la Iglesia acerca de la Masonería.

Sin embargo, el Código de Derecho Canónico actual (promulgado en 1983) no habla explícitamente de la Masonería sino que se limita a la siguiente advertencia general contra ese tipo de asociación: Canon 1374: “Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación, ha de ser castigado con entredicho”.

Algunos Obispos pensaron que este canon ya no era aplicable a la Masonería porque no la nombra explícitamente. Estimaban que la Masonería había evolucionado y que ya no “maquinaba” contra la Iglesia. Sugirieron que se podría abrogar la prohibición contra la entrada de Católicos en las logias Masónicas. Ante estas dudas, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó una nota el 26 de noviembre de 1983, en la que se decía: “Se ha cuestionado sobre si ha habido algún cambio en la decisión de la Iglesia en respecto a las asociaciones Masónicas ya que el Código de Ley Canónica, a diferencia del anterior, no las menciona expresamente. Esta Sagrada Congregación está en posición de responder que esta circunstancia se debe al criterio editorial que se siguió también en el caso de otras asociaciones que tampoco se mencionaron en cuanto que están contenidas en categorías más amplias. Por lo tanto, el juicio negativo de la Iglesia sobre las asociaciones masónicas se mantiene sin cambios ya que sus principios siempre se han considerado irreconciliables con la doctrina de la Iglesia (earum principia semper iconciliabilia habita sunt cum Ecclesiae doctrina) y por lo tanto se continúa prohibiendo ser miembro de ellas. Los fieles que se inscriben en asociaciones Masónicas están en estado de pecado grave y no pueden recibir la Santa Comunión. No está en la competencia de las autoridades eclesiales locales el impartir un juicio sobre la naturaleza de las asociaciones Masónicas que implicase una derogación de lo que se ha decidido arriba, y esto en línea con la declaración de esta Sagrada Congregación promulgada el 17 de febrero de 1981. En una audiencia concedida al subscrito Cardenal Prefecto, el Supremo Pontífice Juan Pablo II, aprobó y ordenó la publicación de esta Declaración que ha sido decidida en una reunión ordinaria de esta Sagrada Congregación”. La nota estaba firmada por el Cardenal Ratzinger, actual Pontífice, a la sazón Prefecto de Doctrina de la Fe.

Merece la pena también preguntarse por qué tantos van a la Masonería, en qué consiste su atractivo.

La Masonería es producto del alejamiento de Dios en que los hombres han caído. Su influencia sobre los hispanos, por ejemplo, es favorecida por el machismo que considera la práctica Cristiana como propia solo de las mujeres. La participación en la logia Masónica se ha presentado como una alternativa para los hombres, donde, en vez de someterse a Dios, hablan de negocios y hacen contactos según sus intereses. Esto ha profundizado la crisis de falsa identidad masculina. Las consecuencias han sido graves tanto para la familia como para la sociedad.

Hay que tener en cuenta que muchos entran en la Masonería buscando favorecerse de su poderosa red de contactos e influencias. Es una gran tentación el percibir las oportunidades que se abren en los negocios y trabajos para los miembros de la logia. Los Masones suelen ayudarse entre ellos y tienen algunas obras benéficas. Está también el atractivo para los hombres en creerse que entran en un grupo elite de libres pensadores. Sin duda, muchos están confundidos y creen que pueden ser Católicos y Masones. Quedan sinceramente consternados al conocer la posición de la Iglesia contra la Masonería. Cuando se les explican las razones no lo pueden creer. Dicen que su logia no es así. Es cierto que algunas logias ya no tienen la agresividad tradicional contra la Iglesia, pero la filosofía sigue siendo la misma. Hay además que tomar en cuenta que los miembros de bajo rango no saben la realidad oscura de la Masonería porque se les esconde hasta que suban de grado y estén más influenciados y comprometidos.

Un Masón que se llama Católico escribió un artículo asegurando que los grados de la Masonería son complementarios con las creencias de “cualquier religión que crea en Dios”. No podía comprender el “fanatismo” de “algunos” en la Iglesia que condenan la Masonería. Más adelante, en el mismo artículo se lee: “la Masonería me ha inspirado a ser tolerante y aprender de las otras religiones. He leído con gran interés la Cábala, el Corán... todos los Masones adoran al mismo Dios”. Parece por este escrito que en su logia no atacan directamente a la Iglesia Católica, pero ocurrió algo que a veces es peor: lograron confundirle de tal modo que no ve la diferencia entre leer la Biblia y la Cábala (escritos del ocultismo).


 
Fuente: Página de los Franciscanos de María



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