lunes, 18 de octubre de 2021

¿Quién fue Héctor Valdivielso Sáez, el primer Santo Argentino? [San Benito de Jesús]

¿Quién fue Héctor Valdivielso Sáez, el primer Santo Argentino?
[San Benito de Jesús]


Era uno de los ocho católicos que alcanzó la corona del martirio durante la llamada Revolución de Asturias, poco antes de la Cruzada Española. Pronto se cumplirán los 22 años de su canonización y el Centro Pieper ofrece esta breve semblanza biográfica –recopilada de varias fuentes– para recordarlo y resaltar los lazos espirituales que unen nuestra Argentina con España.


[Centro Pieper] Héctor Valdivielso Sáez nació en el Barrio de Boedo, en Buenos Aires, el 31 de octubre de 1910. Hijo de inmigrantes españoles, quienes se habían mudado a aquella ciudad unos años antes de su nacimiento, fue bautizado el 26 de mayo de 1913 en la antigua iglesia de San Nicolás de Bari, que se encontraba en la zona donde se alza actualmente el Obelisco de la Avenida 9 de Julio.

A los 4 años de edad regresó con sus padres a España y se estableció en Briviesca (Burgos), que era la tierra de sus antecesores. En el año 1922 surgió en Héctor la idea de hacerse religioso e ingresó en el estudiantado de los Hermanos de La Salle (Hermanos de las Escuelas Cristianas) de Bujedo. 

En 1924 viajó a Bélgica, a la casa central de La Salle, donde ingresó junto con un grupo de aspirantes en el noviciado misionero, movido del deseo de realizar un día el apostolado en la tierra donde había nacido, la República Argentina. En ese mismo instituto hizo el postulantado y el 6 de octubre de 1926 recibió el Hábito. Con él se le adjudicó el nombre nuevo: Hermano Benito de Jesús. Profesó en 1927 y enseguida regresó a Bujedo para realizar sus estudios de Profesor. 

El 14 de agosto de 1929 llegó a Astorga, en la Provincia de León, que sería su campo magisterial. Con intuición muy fina, se abrió al gran mundo de los medios de comunicación y, conociendo sus dotes literarias, se comprometió con el apostolado de la buena prensa. El periódico “Luz de Astorga” le abrió sus páginas para que se explayara sobre los temas de su predilección.

En septiembre de 1933, Benito de Jesús fue enviado a Turón, un pequeño pueblo minero de Asturias, donde La Salle tenía una escuela a la que asistían 400 niños, hijos de mineros. En el corto tiempo que permaneció en la cuenca minera, mostró tres cualidades especiales: amor por su vocación, amor por el martirio y amor por las almas. Estaba plenamente entregado a sus clases y también a las asociaciones juveniles de la Cruzada Eucarística y la Acción Católica, a quienes entregó su ardoroso corazón. Su dedicación a los jóvenes le convirtió en candidato predilecto para el martirio, cosa que no tardó en realizarse. 

Ya en aquellos meses comenzó un período muy turbulento de la historia de España, que estalló en 1934 con la llamada “Revolución de Asturias” y que dos años más tarde prosiguió con la Cruzada Española de 1936-1939. La Revolución de Asturias duró escasamente dos semanas. En aquellos días se plasmó significativamente un radical odio hacia la Iglesia Católica, que se saldó con 58 Templos destruidos y 34 Sacerdotes asesinados.

Uno de los lugares más afectados fue Turón y en el punto de mira los Revolucionarios colocaron a los Hermanos de La Salle, entre ellos Héctor, que eran ocho y estaban dirigidos por el P. Cirilo Bertrán. 

A los 24 años de edad, junto con sus compañeros Lasallanos, fueron detenidos por grupos revolucionarios el 5 de octubre de 1934 en la escuela Nuestra Señora de Covadonga de Turón, a 20 kilómetros de Oviedo, donde daban clases.

Después de permanecer varios días en la “Casa del Pueblo”, los siete hermanos Lasallanos y el Padre Pasionista que evangelizaba con ellos, fueron llevados en la madrugada del 9 de octubre hasta el cementerio de Turón, donde fueron fusilados sin acusación ni juicio previo y fueron enterrados en una fosa común.

El historiador Vicente Cárcel Ortí dice en su obra “Mártires españoles del siglo XX” que los mártires de Turón “no fueron víctimas de una acción bélica, ni de una represión política, sino que murieron a causa de la persecución religiosa desatada dentro de un plan comunista de conquistar a España, como señaló Gregorio Marañón al referirse a la llamada revolución de Asturias de 1934. Luego, a partir de 1936, el plan se aplicó de manera sistemática”.

Por haber entregado su vida en defensa de la fe, Héctor Valdivielso Sáez y sus compañeros fueron Beatificados por el Papa San Juan Pablo II el 29 de abril de 1990 en el Vaticano. En la Ceremonia el Papa Polaco dijo que habían sido martirizados por “odium fidei”, es decir, por odio a la fe, y que aceptaron cristianamente el sacrificio antes de renunciar a Cristo Jesús.

Ese mismo día de su Beatificación se produjo el milagro que les llevó a la santidad: pocos días antes de las beatificaciones, un ex alumno nicaragüense de La Salle les rezó y pidió que intercedieran ante Dios para salvar a su mujer, Rafaela Bravo Jirón, de 24 años, que estaba gravemente enferma por un cáncer de útero y a la que los médicos habían dado pocas semanas de vida. El 29 de abril de 1990 la mujer recuperó la salud de una manera que la ciencia no pudo explicar. La joven vive actualmente en Nicaragua, completamente curada.

La Ceremonia de Canonización de Héctor Valdivielso Sáez fue también presidida por el Papa San Juan Pablo II en el Vaticano, el 21 de noviembre de 1999, en la festividad de Jesucristo Rey del Universo. En pocos días se cumplirán 22 años de esa Canonización que lo convertiría en el primer Santo Argentino. Patrono de los niños y jóvenes, se lo celebra el 9 de octubre. Sus reliquias son veneradas en la Parroquia de san Nicolás de Bari de Buenos Aires, donde fue Bautizado. 

¡San Héctor Valdivielso Sáez, ruega por nosotros!




Fuentes: 



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